En muchos casos, preferiremos ajustar el salario antes de perder el empleo. Reducir el sueldo es una opción que nadie desea, pero tal vez sea la mejor opción, antes que quedarse sin nada. Pero eso significa también sentirnos fuertemente vinculados a la empresa y apostar por ella para que salga a flote.
Entre otras, si debe partir de nosotros la iniciativa y qué límites económicos ponemos a nuestra propuesta, qué plazos de ajuste y qué nuevas condiciones.
Ante la posibilidad real de perder el puesto de trabajo es contundente el porcentaje de profesionales que estarían dispuestos a aceptar, e incluso, a plantear reducciones en su salario.
A los ojos del empleador no puede haber mayor compromiso por parte del empleado que la propuesta a iniciativa propia de ajustar su salario a fin de aumentar la rentabilidad y productividad de la empresa via reducción de costes, en vez de mediante su eliminación. A su vez, y mediante esta opción, la empresa puede evitar las inevitables perdidas de know-how, recursos humanos y capacidades que se generan con los despidos, a la vez que ajusta sus costes a las circunstancias del momento.
Ahora bien, aun siendo tan buena opción y, siendo a la vez también cada vez más frecuente, hay ciertos aspectos a los que debemos prestar atención antes de considerar ofrecer a nuestro empleador esta opción.
En primer lugar, hemos de ser conscientes que una vez hecha la propuesta no hay marcha atrás y, que cualquier intento ulterior de renegociar nuevas condiciones, será mal visto y obviamente rechazado por nuestro empleador poniendo en grave riesgo nuestra credibilidad, profesionalidad y continuidad en la empresa.
Por ello, deberemos ser absolutamente rigurosos al diseñar la propuesta que consideremos más adecuada para la empresa siempre dentro de nuestras posibilidades económicas y sopesar sus efectos sobre nuestro bienestar personal y profesional a corto, medio y largo plazo.
Cuestiones tán decisivas como nuestras necesidades domésticas, nuestras obligaciones financieras y nuestros proyectos económicos se pueden ver, lógicamente, afectados por el descenso de ingresos periódicos que provocará una rebaja en nuestra retribucion economica. Y son dichas cuestiones y nuestra capacidad para anticipar los efectos que sobre ellas vaya a suponer la disminución de ingresos la que nos ayuda a fijar los límites retributivos que nos deberémos imponer.
Además, podrémos analizar detalladamente nuestra estructura salarial y determinar si podemos renunciar a alguna de sus partidas, sin que ello suponga una carga adicional sobre unos ingresos ya mermados por el descenso de nuestra retribución mensual.
Y tan importante como lo anterior, será prevér alguna “clausula de revisión salarial” para que, en un plazo razonable para el cumplimiento de los objetivos económicos viables de nuestro empleador, se nos permita recuperar nuestro poder adquisitivo y/o los derechos a los que renunciamos en su momento al objeto de garantizar la viabilidad de nuestro empleador y la continuidad de nuestro puesto de trabajo.
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La principal reticencia frente a esta decisión es lógicamente el descenso de unos ingresos periódicos sobre los que está construido el presupuesto mensual que garantiza nuestro bienestar personal y económico y el de nuestra familia.
La renuncia a ciertos derechos o beneficios adquiridos que nos suponen un ahorro y que pasan a convertirse en un gasto mas o debemos renunciar a ellos.
La posibilidad de que surjan ciertos recelos en nuestro entorno laboral por nuestra parte hacia aquellos que no han adoptado esa medida y viceversa.
La posibilidad de que, aun asumiendo un sacrificio económico, no este garantizada la continuidad de nuestro puesto de trabajo.
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La consecuencia negativa más visible es la disminución del principal ingreso en nuestro presupuesto de vida y las consecuencias adversas que dicho descenso puede tener para el mantenimiento de nuestro bienestar económico y personal y el de nuestra familia.
Este desequilibrio en nuestra situación económica personal nos puede provocar ciertos estados de ansiedad y stress que de no compensarlos con dosis extras de motivación y autoestima, pueden repercutir negativamente en nuestra actitud y productividad.
También debemos tener en cuenta la posibilidad de que nuestro esfuerzo no resulte suficiente para conservar nuestro empleo a medio plazo.
En contraste con lo anterior, un ajuste a nuestro salario puede ser decisivo a la hora de conservar nuestro empleo, ademas de mostrar flexibilidad hacia las circunstancias, una gran empatia e interes por las expectativas de nuestro empleador, una innegable capacidad de sacrificio personal y un solido compromiso con la viabilidad de nuestro empleador que, posiblemente, se nos valorará a la hora de analizar la actitud de la plantilla de nuestro empleador. -
Analizar de forma exhaustiva nuestra estructura salarial y si es acorde con nuestra productividad.
Determinar si existen partidas o beneficios salariales a los que podamos renunciar defiitivamente o de forma temporal.
Estudiar detalladamente nuestro presupuesto mensual de gastos e identificar gastos superfluos susceptibles de ser eliminados sin consecuencias importantes para nuestro bienestar y otros gastos que, sin la consideracion de superfluos, podamos contener, aplazar o eliminar.
Contemplar fuentes de ingresos alternativas tanto por el ejercicio de actividades distintas a nuestra actividad laboral habitual como aumentando la aportacion economica mensual de miembros de nuestra unidad familiar o incorporando nuevas fuentes de ingresos de otros miembros de la unidad familiar.
10 opiniones argumentadas
- Rodrigo Alejandro Pino Osorio
- Incansable buscador de nuevas oportunidades
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Iván Maura Andreu - Director General Gestión y Eficiencia
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Eulàlia Solé - Socióloga y escritora
