En relación a la decisión ¿Enseñar a los niños a gestionar el deseo y el orgullo? esta es una opinión de Carmen Martínez González

Imagen de Carmen Martínez González

Esta es mi opinión de experto

Atender demasiado pronto y siempre a un niño, darle todo sin dejarle pedir no es precisamente lo mejor, porque le impide desear e imaginar. En este sentido es positivo vivir desde pequeños en una cierta carencia; desear es más difícil en la abundancia.

El deseo es un motor imprescindible para el placer (todo tipo de placer, no solo el sexual) y el orgullo un ingrediente necesario para la autoestima. Sin embargo, como bien dice el profesor Lázaro: “todas las instituciones de forma enérgica o suave, educativa o manipuladora, tratan de convertir al Yo orgulloso y deseante en un obediente y humilde cordero al servicio de los Buenos Pastores”. Este tipo de educación tan cercana a la mayoría de nosotros, es tan patógena, como el deseo incontrolado y la ostensible hipertrofia de las distintas formas negativas de orgullo, tan frecuentemente exhibidas actualmente: narcisismo, egoísmo, prepotencia etc.
 
Como pediatra diría que en los niños los primeros “deseos” están ligados a necesidades fisiológicas; posteriormente el deseo se independiza de la fisiología. Atender demasiado pronto y siempre a un niño, darle todo sin dejarle pedir no es precisamente lo mejor, porque le impide desear e imaginar. En este sentido es positivo vivir desde pequeños en una cierta carencia; desear es más difícil en la abundancia.
 
En relación al orgullo, la primera manifestación podría verse cuando aparece el “no”, en esa etapa del niño aproximadamente de año y medio que desafía todo, buscando el embrión de su identidad por oposición a todo lo que tiene alrededor.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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