En relación a la decisión ¿Denunciar que me acosan por internet? esta es una opinión de Jorge Flores Fernández

Sí

• Jorge Flores Fernández
• Autor de materiales didácticos sobre uso seguro de las TIC

Esta es la opinión del experto

Jorge Flores Fernández define grooming como el conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganarse la confianza del menor a través de internet con el fin último de obtener concesiones de índole sexual.
 
El daño psicológico que el grooming provoca en niños y niñas es enorme.
 
Un gran número de casos no son denunciados por los adultos responsables, ya sea para evitar las implicaciones emocionales que esto conlleva para el menor y para su intimidad; o porque los adultos sencillamente lo desconocen.
 
La Red resulta rápida y barata, y por ella circulan con plena fluidez contenidos audiovisuales como los pornográficos.
 
Al mismo tiempo el uso de la cámara web se ha generalizado, y el uso de ordenadores portátiles que dificultan la supervisión parental. Además los depredadores disponen de software que truca la imagen que su cámara reporta generando a veces aún una mayor confianza. Pero si no se contara con la cámara web se podría usar la cámara digital o el móvil que también puede grabar imágenes y videos.
 
Antiguamente el pedófilo o pederasta podía sentir su “perversión” como irrefrenable, pero quizá también como nociva o inmoral; sin embargo en la actualidad puede encontrar en la Red miles de personas con las que compartir su “afición” por lo que ya no tiene razón para sentirse mal con el mismo. Algunos estudios insinúan que una exposición continuada a ciertos tipos de pornografía pueden acabar provocando permisividad hacia el consumo de pornografía infantil o inducir a su necesidad.
 
Los menores, con una motivación menos perversa, pero igualmente lesiva, pueden crear su propio material de una manera más o menos consciente o imprudente, por lo que este autor sugiere reducir el uso inadecuado de la cámara web o incluso eliminarla; además de no dejar a ningún niño con el ordenador y cámara web en su habitación y limitar la conexión a cantidades y momentos razonables.
 
¿Cómo luchar contra el acoso sexual en la Red? Jorge Flores propodrá 3 fases y diez claves:
 
 
Prevención: evitar la obtención del elemento de fuerza por parte del depredador, sin él el depredador no podrá iniciar el chantaje y el acoso es inviable.
1. No proporcionar imágenes o informaciones comprometedoras (elemento de fuerza). 
2. Evitar el robo de ese elemento de fuerza. Preservar la seguridad del equipo informático y la confidencialidad de las contraseñas.
3. Mantener una actitud proactiva respecto a la privacidad. 
 
 
Afrontamiento: tomar conciencia de la realidad y magnitud de la situación. Cuando se comienzan a recibir amenazas e intimidaciones es importante:
4. No ceder al chantaje.
5. Pedir ayuda.
6. Evaluar la certeza de la posesión por parte del depredador de los elementos con los que se formula la amenaza y las posibilidades reales de que ésta se lleve a término así como las consecuencias para las partes.
7. Limitar la capacidad de acción del acosador. Puede que consiguiese acceso al equipo o a las claves personales. Como prevención: 

• Realizar una revisión total y cambiar luego las claves de acceso.
• Revisar y reducir las listas de contactos así como la configuración de las opciones de privacidad de las redes sociales. 
• En ocasiones, puede ser acertado cambiar de perfil o incluso de ámbito de relación en la Red.

 
Intervención: poner fin al acoso sexual. Estas situaciones rara vez terminan por sí mismas, siendo habitual la reincidencia.
8. Analizar en qué ilegalidades ha incurrido el acosador y cuáles pueden ser probadas. 
9. Buscar y recopilar las pruebas de la actividad delictiva: capturas de pantalla, conversaciones, mensajes… Se debe tener presente no vulnerar la Ley en este recorrido.
10. Formular una denuncia. Con un adecuado análisis de la situación y elementos de prueba que ayuden a la investigación el hecho ha de ser puesto en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con independencia de que el acecho hubiera o no remitido.