Frente a los hijos, la figura paterna es, generalmente una posición de autoridad e influencia. La sensación de protección que despierta un padre y sus enseñanzas, despiertan en nosotros las primeras emociones.
Es normal que, incluso, mitifiquemos su figura y le convirtamos en un símbolo clave, sin duda, en nuestro desarrollo. Conforme se crece, podemos ser más críticos, asumir lo que valoramos y alejarnos de lo que nos produce rechazo.
7 opiniones argumentadas
Sí
- Tobias Tavares
- Gestión de Conflictos
Luchar contra el impacto que tuvieron nuestros padres en nuestra vida sería como intentar borrar el bronceado que deja el sol en nuestra piel: se puede potenciar o limitar, pero no se puede borrar.
Experto
Sí
- José Antonio Marina Torres
- Fundador de la Universidad de Padres
Para el autor, los adultos se vuelven referentes para los jóvenes cuando su coherencia y su excelencia les hacen creíbles. La autoridad, según José Antonio Marina, es una conquista. Una sociedad permisiva ha dado lugar a la nostalgia de autoridad, pero concretamente de este tipo de autoridad ganada.
Experto
Sí
- Eva Bach Cobacho
- Pedagoga
Para Eva Bach, “amar a nuestros padres es reconocerlos en nosotros: “Yo soy eso que tomé de ti, que aprendí de ti o que desarrollé gracias a ti”. O incluso “gracias a tu oposición, a tu intransigencia, a tu dureza”. O a pesar de ellas a veces.
Experto