Las desigualdades económicas y el sentimiento de insatisfacción social generan malestar. En los últimos años han surgido movimientos de protesta que abogan por cambiar la estructura política de los estados: son los indignados.
Su lucha por aumentar los derechos sociales y la participación política ciudadana no es temporal. Con el paso del tiempo se han ido consolidando, convirtiéndose en una corriente social que políticos, seguidores y opinión pública tienen muy en cuenta.
Ante las desigualdades sociales, ante gobiernos autoritarios, ante la falta de participación política... entre muchos otros factores, en diversas naciones del mundo durante los últimos años han emergido movimientos sociales y políticos de la ciudadanía para demostrar su rechazo ante estas situaciones.
Desde América Latina hasta Oriente Medio pasando por Europa se han podido ver las señales del descontento de diversos sectores de la población. Se les ha llamado el despertar de «indignados» e «indignadas» -muchos de ellos y ellas, jóvenes, aunque no exclusivamente- que de manera pacífica han puesto la atención en las imperfecciones del sistema sociocultural, político y económico en algunos países del globo. El mismo Stépanhe Hessel no sabía que el manifiesto escrito por él, titulado «Indignaos», que dirigió para la ciudadanía francesa por la regresión social de ese país, llegaría a convertirse en «símbolo» de un descontento social mucho más amplio.
Algunos expertos destacan que en este movimiento también se ha revalorado la noción misma de «participación», un vocablo ampliamente utilizado pero, muchas veces, sin un contenido claro. Porque precisamente este movimiento, estaría mostrando que no sólo busca ejercer el derecho de libre expresión, mostrando su indignación frente a diversos temas, sino también su deseo de pasar a una acción directa.
Otros expertos, en tanto, destacan que no llega a constituirse en un movimiento social y que estas reivindicaciones no tienen un norte claro respecto de hacia dónde debería perfeccionarse la democracia.
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Desconocer si este movimiento tiene propuestas concretas para mejorar la democracia, o bien, considerar que las acciones que se desarrollan como la "toma de plazas" públicas no son legítimas como medio de expresión pueden ser frenos para la participación.
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No demostrar la desconfomidad de una manera pacífica puede genera que el sistema se mantenga en un statu quo, sin cambios y en manos sólo de una élite política determinada. La participación puede promover una implicación mayor como ciudadano o ciudadana y un incremento del interés por los asuntos sociales y políticos del propio contexto. Asimismo, puede llevar a una desvalorización del actual sistema partidista.
3 opiniones argumentadas
José Antonio Rodríguez Salas 
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Stéphane Hessel - Ex- Diplomático, académico y escritor francés
