Vivir una vida ética supone regirse por unos principios o pautas que se consideran los mejores para vivir y relacionarnos con los demás. Guiarse según la moral religiosa que se considera verdadera, pone a la persona en el camino de la superación y el crecimiento personal. La vida sexual es un aspecto importante de la persona, por lo cual todas las culturas, y también las religiones, la han reglamentado de uno u otro modo. Seguir las normas religiosas en materia sexual puede implicar grandes renuncias, pero también una vivencia de perfección.
La religiones suelen proponer caminos de superación personal y de crecimiento que orientan la vida de sus fieles.
Un ámbito de la vida es la sexualidad y las religiones tienen una palabra a decir también en este campo. Esta decisión considera si los creyente deberán orientar su vida sexual según las indicaciones de su religión. En el momento actual las normas religiosas han perdido credibilidad, pero en particular las referidas a la sexualidad provocan en muchas personas indiferencia o rechazo. La duda sería si tiene sentido seguirlas, en caso de ser creyentes.
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Siempre que la sexualidad sea vista como un tabú, tendremos un freno para tomar esta decisión.
La incapacidad de aceptar normas religiosas o de ser crítico con las mismas vuelve imposible tomar esta decisión. -
La vivencia de uno de los ámbitos más potentes y intensos de la vida que es la sexualidad se verá afectada por esta decisión.
3 opiniones argumentadas
- Sayyid Muhammad Rizvi
- Imán en la Shia Ithna Asheri Jamaat de Toronto