En relación a la decisión ¿Mejorar la calidad de vida de personas enfermas con ejercicio? esta es una opinión de Alejandro Lucía
- Alejandro Lucía
- Actividad física y ciencias del deporte
Esta es mi opinión de experto
“Un programa de ejercicio para niños con leucemeia linfoblástica aguda en fase de mantenimiento incrementa la capacidad aeróbica, la fuerza muscular, la movilidad funcional y la calidad de vida".
Según las investigaciones llevadas a cabo por el Dr. Lucía, en los niños con leucemia linfoblástica aguda en fase de mantenimiento, los niveles de movilidad funcional, resistencia, fuerza y calidad de vida mejoran tras haber realizado un programa de ejercicio de 16 semanas.
La leucemia aguda linfoblástica (LLA) es el tipo de cáncer pediátrico más frecuente, representando el ~26% de todos los tumores malignos en esta subpoblación. Gracias a los avances médicos de estas últimas décadas, la tasa de curación de la LLA infantil de riesgo estándar es del 70%.
Sin embargo, al aumentar la tasa de supervivencia de esta enfermedad cada vez se han hecho más patentes los efectos secundarios a corto, medio y largo plazos asociados al tratamiento y al cáncer en sí: alteraciones de la función neuro-psicológica, alteraciones motoras, retraso del crecimiento, alteraciones endocrinas y cardiacas, osteopenia, u obesidad.
Además, un problema cada vez más frecuente en los pacientes y supervivientes de LLA es la atrofia muscular (sarcopenia), con el consiguiente deterioro de la fuerza muscular y de la capacidad funcional de estos niños. Este estado de catabolismo muscular implica una menor capacidad de los músculos para generar fuerza y una menor cantidad de masa muscular total disponible para consumir oxígeno durante el ejercicio.
Debido a las citadas alteraciones en la función muscular, los niveles de actividad física y por tanto el gasto calórico total de los niños supervivientes de esta enfermedad son demasiado bajos, y significativamente menores que los de sus respectivos controles sanos.
Además, este experto informa que los niños con cáncer tienden a subestimar su potencial para realizar actividad física, debido a una baja auto-estima y/o a una sobreprotección por parte de sus padres y cuidadores o profesores.
Como resultado de la sarcopenia, la aparición de fatiga o astenia durante actividades físicas banales de la vida diaria (juegos al aire libre, etc.) se convierte en un problema constante y en una fuente de frustración para estos niños.
Sólo el ejercicio físico programado puede romper el ‘círculo vicioso’ que forman el sedentarismo y la intolerancia al ejercicio resultante.
Los datos de los estudios llevados a cabo por el Dr. Lucía documentan una mejora de las variables del ejercicio tras un programa combinado de fuerza y resistencia, así como las de calidad de vida.