En relación a la decisión ¿Ser ateo? esta es una opinión de José Luis González Quirós

No
Imagen de José Luis González Quirós

Esta es mi opinión de experto

Ser ateo me resulta algo bastante extraño, pero seguramente se debe a falta de costumbre, porque me eduqué en una cultura muy religiosa, en la que la fe, con todos sus problemas, era lo normal. Eso ha cambiado mucho, pero el ateísmo me sigue pareciendo una posición peculiarmente infundada.

 
El ateísmo es una afirmación que, en realidad, no puede ser hecha más que como una creencia, es simétrica de la fe, en este aspecto. No hay ni puede haber pruebas de que Dios no exista, porque es literalmente inconcebible que pudiera haberla. ¿Alguien podría explicar en que pudiera consistir? Tampoco hay, desde luego, prueba alguna de que exista, la creencia en Dios es una creencia, que, como todas, puede invocar razones en su favor, pero no pruebas.
 
Ahora bien, el que no existan pruebas evidentes de que Dios exista no implica que las haya de lo contrario, aunque puede invocarse, desde luego la pretensión de que es más económico, en plan la navaja de Occam, suponer que Dios no existe que afirmar lo contrario. ¿Más económico? Depende de para qué. La razón por la cual me sigue pareciendo extraña la creencia del ateo es doble; en primer lugar, por el argumento pascaliano: muy brevemente, sería mejor que Dios existiera y, como puede que exista, parece más razonable apostar por su existencia que por lo contrario.
 
Pero en segundo lugar, un argumento chestertoniano, muchos de los que creen que Dios no existe creen cosas no menos inverosímiles que la existencia de Dios. Dicho de otro modo, el ateo se ha hecho un dios, o varios, a su medida, y suele creer en ellos con la misma intensidad e ingenuidad que los creyentes más seguros en que Dios existe. ¿En qué creen estos ateos? Muchos de ellos dirán que en nada, y eso ya es, por cierto, creer bastante, es una prueba de eso que llamaba Machado la bendita inocencia de no creer en nada. Los seres humanos somos creyentes, no tenemos otro remedio que serlo. Hay quienes creen que ellos solo se fían de la evidencia, de la ciencia o de cualquier otra abstracción más o menos verosimil. Hay que respetarles, pero no conviene tomarles demasiado en serio.
 
Muchas de las cosas en las que creen los que no creen en Dios son antiguos atributos divinos despojados de su gracia: de la creación al big-bang; de la idea ingenua de diseño a la de ciega evolución, pasito a pasito; de la providencia a la necesidad, y así con muchas metafísicas que ignoran su origen teísta. Pero la verdadera razón por la que muchos hombres han creído y creen en Dios no está en la metafísica sino en su corazón. No es Aristóteles o Newton lo que lleva a los hombres a creer en Dios, sino la esperanza íntima en que esta vida tenga algún sentido y no sea un completo disparate del puro azar y la ciega necesidad. Es San Agustín y Unamuno, o las sabidurías de oriente, lo que hay detrás de las supuestas razones del creyente, que también son respetables. Es el temor a la muerte y a la misma vida lo que nos hace desear que exista un Dios Padre, Alguien a quien amar, respetar y temer.
 
Decía Ortega que todo hombre que se toma la vida en serio es íntimamente religioso, y eso es lo que creo, que la crencia en Dios es el equivalente de la esperanza en que la vida tenga pleno sentido, algo que no podemos entender ahora, pero que puede servirnos de consuelo. No veo ninguna razón seria para luchar, y menos con empeño, contra esta tendencia profunda del corazón humano. Tal vez esta clase de argumentos sirvan mejor para justificar la religión que para fundar, ¡que manía con los fundamentos!, la creencia en un Dios personal, pero apenas puede caber duda de que si hay un Dios se parecerá más a lo mejor de nosotros mismos que a lo peor, a nuestra capacidad de pensar y de sentir, de desear, a nuestro anhelo de vivir.
 
Dios, si existe, será, como respondió Jesús a los saduceos, un Dios de vivos y no de muertos. Los ateos arguyen que la religión es un invento, ¡pues claro que lo es!, pero es que también es un invento el lenguaje, la lógica y la ciencia. Los inventos pueden ser útiles e, incluso, verdaderos. Pero si hay inventos que pueden ser falsos es porque entendemos en qué puede consistir la verdad, y la verdad de la religión no está en ningún dogmatismo, no está en lo que dice, sino en lo que trata de mostrar.

Información relacionada

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×