En relación a la decisión ¿Creer que existe el punto Dios en el cerebro? esta es una opinión de Leonardo Boff

Imagen de Leonardo Boff
0 votos

Esta es la opinión del experto

La religiosidad del ser humano tiene una base biológica en el cerebro, como han estudiado algunos neurocientíficos y que han llamado el «punto Dios» en el cerebro. A él se debe la inteligencia espiritual que debemos desarrollar a lo largo de nuestra vida.

El conocido teólogo de la liberación en un artículo titulado «El “punto Dios” en el cerebro. La base biológica de la espiritualidad» afirma que la religiosidad tiene una base biológica, lo que los científicos han llamado el “punto de Dios” en el cerebro, por lo que está presente en todos los seres humanos. De esta forma la religión no es algo restringido a las instituciones religiosas, ni tampoco algo opcional, sino algo permanente, que siempre está en actividad cuando buscamos el sentido de la vida, cuando tenemos una experiencia de amor, de solidaridad, de profunda paz y comunión con todas las cosas.
 
Las religiones del mundo son formas de expresar con ritos, comportamientos y doctrinas, ese «punto Dios». Todas tienen ese «algo» en común, a pesar de tener expresiones diferentes según las culturas.
 
Ello nos permite valorar esta ola de misticismo y religiosidad que permea nuestra cultura e inunda los medios de comunicación de masas como la radio y la televisión. La religión nos ofrece instrumentos para que espiritualicemos nuestras vidas más allá de aquello que las religiones e iglesias constituidas nos puedan ofrecer.
 
Los estudios sobre el cerebro destacan tres tipos de inteligencia:

  • La primera es la inteligencia intelectual, lo que conocemos por el Cociente Intelectual. Se trata de la inteligencia analítica, por la que elaboramos conceptos y hacemos ciencia. Con ella organizamos el mundo, los Estados, las empresas, todo tipo de burocracia, y solucionamos problemas objetivos.
  •  La segunda es la inteligencia emocional, popularizada especialmente por el profesor de Harvard, psicólogo y neurólogo Daniel Goleman, con su conocido libro La inteligencia emocional. Está demostrado que la estructura de base del ser humano no es la razón (logos), sino la emoción (pathos). Somos, fundamentalmente, seres de pasión, empatía, compasión y amorosidad.
  •  La tercera es la inteligencia espiritual, reconocida recientemente por neurólogos, neurolingüistas y técnicos en magnetoencefalografía. A través de ella captamos los contextos mayores de nuestra vida, rompemos creativamente los límites, percibimos unidades y nos sentimos insertos en el Todo, nos volvemos sensibles a valores, a cuestiones del sentido de la vida y a temas ligados a Dios y a la transcendencia.

 
Esa conciencia tiene una base biológica en las neuronas. Cuando los lóbulos temporales del cerebro son sometidos a una excitación de una determinada frecuencia, se desencadena una experiencia espiritual de exaltación, de inmensa alegría y de felicidad, como la de quien está delante de una Presencia...
 
Se ha observado que siempre que se abordan temas religiosos, Dios, o los valores que conciernen al sentido profundo de las cosas, no superficialmente sino con un compromiso sincero y profundo, se produce una excitación que va más allá de los normales 40 hertzios. De ahí que neurobiólogos como Persinger y Ramachandran, y la física cuántica Danah Zohar hayan bautizado esa región de los lóbulos temporales como el «punto Dios» (véase el libro de D. Zohar, Inteligencia espiritual, Plaza Janés, Barcelona 2001). Otros prefieren hablar de la «mente mística».
 
Sin embargo esto no significa que Dios esté sólo en ese punto del cerebro... Dios empapa toda la realidad. Pero el «punto Dios» es un órgano interno por el que reconocemos su presencia en todo y en nosotros.
 
Pero no basta constatar el «punto Dios» en el cerebro, hay que desarrollar esta inteligencia espiritual, volviéndonos hacia dentro de nosotros mismos y dialogando con nuestro Centro y con lo Profundo que hay en nosotros.
 
El «punto Dios» alimenta nuestra resistencia a hacer el mal y nos fortalece en la realización del bien y de todo tipo de valores, especialmente aquellos que implican apertura al otro, protección de la vida, sobre todo de la más vulnerable, compasión, perdón y amor incondicional.
 
Fuente: Boff, Leonardo. «El “punto Dios” en el cerebro. La base biológica de la espiritualidad». 2011.

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×