En relación a la decisión ¿Aprender a aceptar cumplidos de los demás? esta es una opinión de M. NEUS CALLEJA FERNÁNDEZ

No
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Esta es mi opinión de experto

Soy consciente de que responder NO a esta opinión puede resultar difícil de comprender. La explicación se centra en la palabra "aprender". No deberíamos tener que aprender a aceptar cumplidos, deberíamos saber aceptarlos de forma natural ya desde niños, siendo éste un indicador de buena autoestima.

Cuando una persona es consciente de que debe aprender a aceptar cumplidos, es porque no ha hecho este aprendizaje en su niñez. Cuando los padres ejercen su estilo educativo desde la disciplina positiva, es decir, reforzando verbalmente los logros de los hijos, manifestándoles abiertamente que les quieren sin condicionantes, pero estableciendo al mismo tiempo límites respecto a sus acciones y inculcando aquellos valores que les ayudarán a ser adultos responsables, este aprendizaje se produce de forma inconsciente, puesto que no dedicamos un esfuerzo específico a ello, sino que tiene lugar de forma progresiva y totalmente natural.
 
En la medida que un niño o niña se va aceptando a sí mismo con sus propias virtudes y sus defectos, incorpora la capacidad de aceptar también que los demás les manifiesten verbalmente aquello por lo que se sienten orgullosos de ellos o que realizan de forma óptima. Poco a poco, por más vergonzoso que se sea, se aprende a aceptar estos refuerzos verbales puesto que vamos incorporando a nuestra experiencia vital estos feedbacks que nos ayudan a elaborar nuestra autoimagen y nuestra autoestima.
 
Cuando se educa en la exigencia máxima, con estilos educativos muy autoritarios, lo que se recibe mayoritariamente son refuerzos negativos, es decir quejas y críticas, ya que los padres siempre se muestran insatisfechos con la conducta y logros de los hijos. Nunca es suficiente. Siempre tienen que mejorar. La intención de estos padres a menudo es conseguir que los hijos den lo mejor de sí mismos, pero se equivocan en la forma de conseguirlo. Estos niños, adolescentes o adultos, se pasarán la vida buscando una aprobación que nunca podrán conseguir. El listón siempre estará demasiado alto. Y lo peor de todo, es que acabaran incorporando para sí mismos este listón, convencidos de que nunca serán lo suficientemente buenos en nada. No sabrán aceptar cumplidos ya que pocas veces los habrán recibido y deberán esforzarse mucho para aprender a hacerlo. Y cuando los reciban creerán que no los merecen y no podrán apreciarlos.
 
Por el contrario, si se educa en la permisividad absoluta, alabando todas las conductas y actitudes por incorrectas que sean, los niños no aprenden a valorar objetivamente y reconocer aquello que deben modificar y corregir. El cumplido para ellos será una reacción habitual y esperada y muchas veces errónea. Con el tiempo ni lo valorarán. En este caso, lo que deberán aprender será a aceptar las críticas que, por muy constructivas que sean, nunca serán bien recibidas por ellos. A estos adultos les costará ser conscientes de esta necesidad y fácilmente llegarán a ser personas con las que será difícil relacionarse.
 
Por tanto, si hemos recibido una buena educación, sabremos aceptar cumplidos y los valoraremos en su justa medida. Y no sólo eso, sino que también sabremos hacerlos a los demás. Siempre es agradable que las personas reciban y manifiesten valoraciones positivas. Seremos más felices y disfrutaremos más de nuestras relaciones intra e interpersonales.

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