Los uniformes escolares simplifican la vida de los padres y ayudan a reducir gastos en la ropa diaria.
Sin embargo, hay quien los considera un residuo de otros tiempos, prefiere la diversidad y la expresión juvenil de la propia personalidad en la ropa, y rechaza el costo que supone una ropa que debe llevarse siempre en buen estado.
Muchas personas consideran que su uso reduce las desigualdades entre los menores en las escuelas, puesto que la ropa refleja la situación económica de las familias. Sin embargo, el uniforme puede convertirse en un elemento excesivamente igualador que reprime la manifestación del individuo y crea una sensación de irrealidad, puesto que las desigualdades no desaparecerán de la sociedad por su supresión en la escuela.
3 opiniones argumentadas
- Jorge Ubeda
- Filósofo y profesor. Escribo sobre ética
- Anónimo
- En Dontknow desde Noviembre de 2013
- Yoani Sánchez
- Bloguera de 'Generación Y'