Ahorrar para la educación de un hijo es invertir en su futuro. El mercado nos ofrece muchos productos financieros diseñados para este fin: planes de ahorro que se constituyen a largo plazo, mediante aportaciones periódicas para formar un capital cuya finalidad va asociada a las necesidades de educación de los hijos.
Partiendo de la base de que cualquier ahorro supone un esfuerzo para nuestra economía doméstica y que, en este caso, la finalidad última depende del tercero beneficiado, nos preguntamos si realmente vale la pena invertir hoy en algo tan incierto como el futuro de los hijos.
El sueño de muchos padres de familia es que sus hijos lleguen lejos, y eso lo identifican con unos estudios universitarios. Pero es necesario contar con el dinero suficiente para costearlos en una universidad privada, o si es pública, los recursos y libros que requiere cualquier estudio superior.
2 opiniones argumentadas
- Jorge Ubeda
- Filósofo, profesor, emprendedor
- Belén Alarcón
- Asesora Patrimonial