Tendemos, por lo general, a rodearnos de personas que se parecen a nosotros, sea porque pertenecemos al mismo círculo social, o porque tenemos opiniones similares.
Cuando sentimos simpatía y empezamos a frecuentar la compañía de alguien que piensa distinto, puede ser un enriquecimiento para ambos, pero tenemos que saber gestionar las diferencias para que éstas no terminen con la amistad.
La amistad no está reñida con las diferencias de opinión, pero se necesita una cierta madurez para poder seguir siendo amigos, si se trata de opiniones sobre temas que nos importan mucho. Una ventaja de este tipo de amistades es que nos obligan a abrir nuestra mente a otros pensamientos y convicciones y evitan que nos encerremos en nuestro pequeño mundo.
2 opiniones argumentadas
- Daniel H. Pink
- Escritor
- Margarita Soberón Mainero
- Estudiante Hakomi avanzado