Ser militar es una profesión, como tantas otras, con un alto componente vocacional. Igual que hay personas que no creen en el ejército, otras consideran que es un elemento importante de nuestras democracias con un fin que cumplir. La búsqueda de prestigio social puede ser otra motivación.
Es lícito perseguir el prestigio social, pero tener ésta como única motivación en la vida denota un individualismo que en nada ayuda a la convivencia social y a la formación de una comunidad solidaria. El ejército, se esté de acuerdo o no con él, cumple una serie de funciones para con la sociedad que deben guiar el espíritu de sus integrantes más allá del prestigio que pueda aportarles.
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