A todos los padres les gustaría que sus hijos fueran exitosos en la escuela. Y para ello recurren a veces a regalos o promesas que les estimulen. La duda es si los pequeños se acostumbrarán a rendir en sus estudios a través de premios y castigos, y no por el deseo de ser mejores estudiantes. Aún así, cuando enfrentan temas o asignaturas particularmente difíciles, puede ser ocasión adecuada para animarlos por medio de un premio.
Los premios en dinero o en juguetes pueden ser un arma de doble filo y convertirse en la única motivación de los niños para dedicarse a los estudios. Tal vez habría que pensar en otro tipo de pedagogía, pero el camino fácil para muchos padres, es éste.
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