Cuando varias personas conviven en una casa, a veces las tareas domésticas se retrasan por falta de una organización común. Nadie quiere cargar solo con la limpieza, el lavado de platos, la compra de alimentos, la cocina. Una posibilidad para evitar roces inútiles, consiste en distribuir todas las tareas entre quienes viven en casa, y colocarlas visiblemente en un cuadro que todos puedan ver. De este modo quedará claro que nadie queda excluido de una responsabilidad doméstica.
Todo ser humano, por el hecho de vivir, genera unos residuos, ensucia su ropa, consume alimentos... En fin, que deja un rastro en la casa que habita. Por ello no debería de estar excluido de una responsabilidad en esa casa, como cualquier otro de los que conviven en ella. La justa distribución de las tareas, tomando en cuenta por supuesto las preferencias de cada uno, es un facilitador enorme de la convivencia. El cuadro de tareas puede ser un buen auxiliar en este sentido.
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