En relación a la decisión ¿Aceptar estructuras consolidadas aunque causen violencia? esta es una opinión de Fatuma Ahmed Ali
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Fatuma Ahmed Ali
- Relaciones internacionales
Esta es mi opinión de experto
Las estructuras de poder y dominación, desde los sistemas económicos a los jurídicos o la comunicación, crean, según esta autora, injusticias que pueden llegar a la opresión y que, al poner en peligro el bienestar de los individuos, generan violencia.
Afirma Ahmed que, “en nuestras sociedades, hemos construido estructuras e instituciones políticamente, económicamente, socialmente y culturalmente que no son sólo injustas, desiguales, marginales, dominadoras imperialistas, sino también opresivas y violentas y que llevan siempre hacia el sufrimiento humano. Por tanto, esto pone en peligro el bienestar de los individuos y les hace imposible conseguir sus necesidades básicas para sobrevivir. Esto también crea una cierta violencia. Por ejemplo: la violencia cultural que normaliza estas estructuras violentas de una manera sutil produce eventualmente violencia estructural que termina más tarde en violencia directa”.
“Muchas de estas estructuras violentas son construidas, planteadas y dirigidas en todas las relaciones humanas desde el nacimiento hasta la muerte comenzando desde el pensamiento individual, ambiciones, intereses heredados y socializados. Esto hace que las relaciones de poder comporten competencia y egoísmo. Por tanto, estas estructuras son inculcadas en nuestras creencias y sistemas: las políticas económicas y socioculturales, las decisiones, los intereses, los liderazgos, las estructuras y las instituciones como las electorales, financieras, religiosas, de género, el lenguaje, la familia, las comunidades, la vecindad, la identidad y los símbolos educativos y culturales”.
“El fracaso de estos sistemas e instituciones se ha puesto de manifiesto con la violación de los derechos humanos, la incapacidad para organizar elecciones libres y justas, persistiendo las guerras perpetuas y violentas, los conflictos armados y las insurgencias en pequeña escala, la inestabilidad política, las inexorables crisis económicas, la corrupción financiera, los gastos enormes, el hambre, las enfermedades, los desastres medioambientales y la pobreza, todo lo que ha convertido en la nueva imagen cara de desesperación de la humanidad y de su trágica historia”.