En relación a la decisión ¿Reformar la Ley española del aborto? esta es una opinión de Alfonso Basallo

Sí

• Alfonso Basallo
• Doctor en Ciencias de la Comunicación

Esta es mi opinión de experto

1) Constitucionalmente, la actual ley del aborto es un atentado contra la Carta Magna que garantiza el derecho de “todos” a la vida (artículo 15). El Tribunal Constitucional se pronunció en 1985, cuando el Gobierno de González aprobó la ley despenalizadora, dejando claro que la vida del no nacido debe ser protegida y que el aborto nunca puede ser un "derecho" de la mujer, sino un mal menor para tres supuestos determinados y excepcionales: producto de una violación, peligro para la salud física o psíquica de la madre o malformación del feto.

Precisamente por esa razón, el propio PP presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la ley de aborto libre de Zapatero, en la medida en que no considera bien jurídico protegido al nasciturus de menos de 14 semanas, y confiere a la decisión de la madre una supremacía sobre la protección de la vida del nasciturus que, según la doctrina constitucional, está prohibida.

2) Desde el punto de vista de la libertad, la ley es una regresión totalitaria, porque deja en manos del Estado la decisión de acabar con vidas de inocentes. En puridad, no se puede hablar de sociedad democrática, si ésta no garantiza la seguridad de una parte de sus ciudadanos (los niños en el vientre materno). En puridad, se podría decir que en España –como en otros países de Occidente- no hay verdadera libertad desde que se despenalizó el aborto en 1985. Pero al menos esta ley ponía límites a la arbitrariedad con tres supuestos. Aunque luego se comprobó que eran un gigantesco coladero. Peor aún ha sido la reforma de Zapatero que implicaba, de facto, el aborto libre, con una ley de plazos. Dejarla tal como está implica perpetuar la arbitrariedad. Y eso es lo que ha permitido el Gobierno de Rajoy.

3) Políticamente supone una deslealtad y una traición del Partido Popular a sus votantes, porque reformar la ley del aborto era una promesa electoral que llevaba en su programa. Muchos epañoles le dieron su voto de confianza para que derogara la ley Zapatero. Les ha defraudado. 

4) Humanamente es un crimen. Conviene recordarlo. Desde que se aprobó la primera ley del aborto, con González (1985) se calcula que se han practicado dos millones de abortos. Una media de 300 vidas son destruidas anualmente en España.

5) Finalmente, la ley Zapatero no supone ningún favor a las madres. Lo que las mujeres que quieren abortar precisan es ayuda económica y asistencial, no la opción más fácil y más sangrienta. Si muchas de ellas son realmente víctimas, no pueden ser tratadas como verdugos de sus propios hijos. Las leyes despenalizadoras son, en este sentido, contraproducentes porque además generan un trauma imborrable en las madres. De ahí la necesidad de reformarlas y, a ser posible, derogarlas. 

Lo primero que hay que decir a las madres es la verdad. Y la verdad es que están destruyendo una vida. Y que ella no es quien para decidir si el hijo que espera es apto para seguir viviendo. Es cierto que, en muchos casos, las embarazadas se ven empujadas por las circunstancias. Y que eso atenúa su responsabilidad. Es verdad que, en muchos casos, se ven superadas por los acontecimientos, abocadas al aborto por su entorno, por falta de apoyos y de comprensión. Que nadie aborta por gusto; y que ellas son las primeras que padecen el amargo trance. Pero ellas siguen viviendo, sus criaturas no. Ellas sufrirán, nadie lo niega, pero la destrucción de vidas es igual de real que ese sufrimiento. Se podrá discutir hasta qué punto muchas de ellas son también víctimas y hasta qué hasta punto su grado de culpabilidad es relativo; pero lo que no es relativo es la muerte de sus hijos, lo indiscutible es que las criaturas son víctimas absolutas y absolutamente inocentes. Esa es la verdad.