En relación a la decisión La personalidad de mi hijo adulto ¿dependerá de la educación que le dimos? esta es una opinión de Anca Balaj

No
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  • Icono experto Anca Balaj
  • Educadora infantil y juvenil en riesgo de exclusión social
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Esta es mi opinión de experto

Es importante distinguir entre la personalidad y la educación recibida e interiorizada. Muchos niños y niñas han crecido en la misma familia, recibiendo la misma educación, no obstante sus personalidades, así como sus elecciones vitales, han sido dispares.

La personalidad es la inclinación de una persona hacia determinados modos de actuar, gustos, preferencias, etc. La educación es la influencia que se ejerce sobre la personalidad con el fin de extraer su mayor potencial, dotar de herramientas y facilitar su adaptación al medio.
La educación en la infancia es muy relevante para el desarrollo de los niños y niñas. Esta educación se inicia en la familia en los primeros años, para después verse ampliada por otros educadores formales, no formales e informales: la escuela, las actividades extraescolares, el grupo de amigos y la cultura en la que están inmersos (valores que se transmiten, medios de comunicación, etc.). Todo esto forma del bagaje que cada persona recibe del entorno de manera inevitable. Todos y cada uno de nosotros somos educadores potenciales de los demás, pues en el mismo acto de interactuar estamos proporcionando una educación a través de las experiencias que esta interacción proporciona. Podemos provocar admiración (esto hará que nos imiten) o rechazo (lo que llevaría al niño a actuar de manera contraria a la nuestra).
 
Aparte de la educación recibida, hay una segunda etapa de la educación de cada persona y es aquella en la que somos nosotros mismos los que decidimos qué clase de persona queremos ser. Esta fase dura toda la vida y cada uno es finalmente responsable de sí mismo. En esta etapa hay que revisar valores, creencias, prejuicios, hay que pulir el carácter y poco a poco recorrer el camino hacia nuestro yo ideal.
 
En resumen, la educación recibida en la infancia sí ejerce un impacto muy importante, puesto que en los primeros años de vida las experiencias tienen mayor peso que en otras etapas vitales, pero este impacto puede ser transformado en cualquier momento de la vida, tanto por voluntad de la persona, como por experiencias relevantes que le hagan cuestionar los que antes daba por cierto.

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