En relación a la decisión ¿Pensar que la "democracia digital" ayuda a la regeneración democrática? esta es una opinión de Antoni Gutiérrez Rubí

Imagen de Antoni Gutiérrez Rubí

Esta es mi opinión de experto

El ciudadano conectado tiene en la actualidad la capacidad autónoma (pérdida del privilegio exclusivo de partidos y sindicatos) para organizarse y amplificar sus propuestas. Esta realidad ofrece un potencial enorme a la sociedad civil para influir en la política formal.

La política en la era digital es más compleja. Las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para transmitir un mensaje atractivo de forma rápida y en red amplifica el abanico de perspectivas comunicativas y de organización. Los roles de poder se transforman, aparecen nuevos liderazgos y las estructuras tradicionales están obligadas a resituarse en este nuevo escenario. La viralidad (y la hiperactividad digital del mundo multipantalla) no solo es un síntoma de la tremenda aceleración de los flujos y los contenidos, sino que representa que los protocolos, ciclos y procesos de comunicación lineal y secuencial del viejo paradigma emisor-canal-receptor han sido desbordados y superados.
 
El ciudadano conectado tiene en la actualidad la capacidad autónoma (pérdida del privilegio exclusivo de partidos y sindicatos) para organizarse y amplificar sus propuestas. Esta realidad ofrece un potencial enorme a la sociedad civil para influir en la política formal. Además, el actual clima de desconfianza general en la clase política y su incapacidad para solucionar los problemas reales que tienen los ciudadanos ha estimulado −aún más− a la sociedad a utilizar las TIC para vigilar, presionar e influir en la acción política. La política vigilada ha sido el fenómeno reciente más dinámico de respuesta cívica y democrática frente a la parálisis reformadora de la política convencional.
 
En este nuevo escenario de la sociedad digital, la opinión pública empieza también a construirse de forma distinta y se amplían los actores que influyen en ella. La opinión pública (la referencia imprescindible para la política demoscópica) ya no es la mediada, ni la publicada. Es la compartida. Un cambio radical de roles, de protagonismos. De las jerarquías mediáticas y políticas a la autoridad reputacional y social.

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