En relación a la decisión ¿Apuntarme a movimientos sociales para incidir en la vida política? esta es una opinión de Víctor Martínez Bullé Goyri
- Víctor Martínez Bullé Goyri
- Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM
Esta es la opinión del experto
Para el experto, los movimientos sociales se expresan en actividades públicas que afectan al resto de la ciudadanía. A su juicio, esto no tiene que ver con el derecho a la libre expresión y los gobiernos debieran resguardar los intereses de todos los miembros de la comunidad y no sólo de algunos.
“Todos los habitantes de la ciudad nos hemos topado en al menos una ocasión con una marcha, manifestación, plantón o bloqueo, que nos ha afectado de distintas formas, ya sea impidiéndonos llegar al trabajo, cumplir con un compromiso laboral o social, asistir a un espectáculo, llegar a la cita con el médico, llegar a tiempo a tomar un avión, o simplemente alterando nuestro sistema nervioso, al vernos obligados a permenecer, en ocasiones durante horas, sentados en un vehículo esperando que quienes están manifestándose terminen de hacerlo”, enfatiza el abogado.
Agrega que “especial molestia padecen aquéllos que viven o trabajan en las zonas donde con más frecuencia se realizan manifestaciones y marchas, ya que cotidianamente se enfrentan a la imposibilidad de llegar o salir de su casa, llegar o salir de su trabajo, abrir su comercio, etcétera”. A lo anterior debe agregarse “que muchas de las manifestaciones van acompañadas de actos de vandalismo, algunos de los cuales incluso constituyen delitos (pintas a bardas, destrucción de vehículos, etcétera), frente a los cuales la ciudadanía se encuentra en la más absoluta indefensión, en especial cuando vemos que, para evitar mayor violencia o repercusiones de tipo político, en muchas ocasiones las autoridades mismas protegen a los manifestantes, y cierran calles y avenidas para facilitarles el ejercicio de su derecho, sin que sean molestados por el resto de la ciudadanía”.
El experto dice que frente a esta realidad cotidiana, la inmensa mayoría de los ciudadanos, que ve afectada la realización de sus actividades diarias, no deja de preguntarse“ ¿y el derecho?” . Efectivamente, los ciudadanos de a pie “no entendemos por qué una pequeñísima parte de la sociedad puede, de forma por demás arbitraria y desmedida, afectar en ocasiones gravemente al resto de la sociedad, gozando de la más absoluta impunidad, e incluso protegidos por la autoridad”.
Destaca que “¿acaso los demás no tenemos derechos? ¿La autoridad no tiene como fin fundamental garantizar la sana convivencia social y los derechos de todos? ¿Por qué un pequeño grupo de individuos puede arrogarse la facultad de presionar a la autoridad tomando a la sociedad como rehén? ¿Acaso la autoridad no tiene la legitimidad y la fuerza suficientes para regular y sancionar la realización de este tipo de conductas?
Y se pregunta si los gobiernos están “imposibilitados para realizar cualquier acto con el respaldo de la fuerza pública, porque cerece de legitimidad y constituiría una violación a los derechos humanos? Evidentemente esto no es así; en ocasiones, tiene que usarse la fuerza pública en cualquier Estado, para eso está instituida; lo que tiene que hacerse es cuidar que se use en un marco de respeto de la legalidad y de los derechos de los individuos. Lo contrario nos conduciría a la inactividad gubernamental, a la imposibilidad de conducción de la vida social”.