En relación a la decisión ¿Creer que la religión anuncia el fin del mundo? esta es una opinión de Ariel Álvarez Valdés

No

• Ariel Álvarez Valdés
• Teólogo y biblista

Esta es la opinión del experto

Ariel Álvarez señala como a veces basándose en el Apocalipsis hay quien predica el fin del mundo, sin embargo tales predicciones nunca se cumplen. Este teólogo argentino se pregunta por qué no aciertan si el Apocalipsis (16,16) afirma que el fin de los tiempos acontecerá con un combate gigantesco en el que se exterminarán todos los malos y sólo se salvarán los justos. ¿Hasta cuándo hay que esperar?
 
Para responder a esta pregunta, continúa Álvarez, hace falta explicar por qué la Biblia anuncia esta batalla. Ya antes de Cristo el pueblo de Israel sufría injusticias y persecuciones por su fidelidad a Dios.  Los profetas anunciaron que éstas no durarían indefinidamente y que en un momento dado Dios intervendría en el mundo para castigar a los pecadores. Como el pueblo judío era guerrero, los profetas imaginaron que Dios intervendría con una acción militar y llamaron a este día futuro «el Día de Yahvé». Sin embargo el combate no aconteció y siglos después los judíos continuaban esperando esta intervención militar divina que pondría orden en la historia.
 
Al principio de la era cristiana, un escritor llamado Juan escribió el libro del Apocalipsis, en el que anuncia que el Día de Yahvé, la batalla del fin del mundo está próxima. A lo largo del libro va describiendo los mismos acontecimientos de forma distinta pues se trata de realidades difíciles de expresar verbalmente y recurre a diferentes imágenes y visiones.
 
Así batalla de Armagedón aparece en tres ocasiones, y es necesario analizarlas en su conjunto:

• Ap 16, 14 « Pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales salen a los reyes de todo el mundo habitado para congregarlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso». Anuncia la formación de una armada mundial, sin indicar quien la conduce ni cuándo o contra quien será. Sólo indica el lugar de la batalla: Armagedón. Armagedón es una palabra compuesta por Ar (en hebreo significa monte) y Magedón que es el nombre de la ciudad de Maggido (ciudad más estratégica de Israel, por ella pasaba la ruta «Via Maris» que unía África al Oriente Medio). En la época bíblica tuvieron lugar en ella o en el valle que la rodea 12 batallas (34 si se tiene en cuenta la época posterior). Para la tradición judía Maggido es un símbolo de las batallas decisivas. El Apocalipsis quiere indicar que esta batalla transformará para siempre la situación de la historia.
• Ap 17, 14: «Ellos (los reyes que se reunieron para el combate en Armagedón) harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son llamados y elegidos y fieles». Aquí el autor añade que Dios Padre no intervendrá directamente sino a través de su hijo Jesucristo (el Apocalipsis lo llama Cordero) y sus armas serán los cristianos que perseveren en la fe y que se mantengan fieles a su Palabra.
• Ap 19,11-15a.19, 21. Este pasaje ayuda a comprender plenamente la batalla. En una visión Juan ve un caballero envuelto en una capa mojada de sangre (por la descripción sabemos que se trata de Jesucristo). Ésta no puede ser de los enemigos porque la batalla aún no ha empezado. Es la sangre de Jesús que acaba de morir en la cruz dando la vida por los hombres y salvando a la humanidad.

Pero no relata la batalla, ya que en realidad no la hubo. Sólo se nos dice que el caballero con las vestimentas ensangrentadas castiga los dos jefes principales de la coalición enemiga: la Bestia (el Imperio Romano Cf. Ap 13) y el Falso Profeta (que se refiere a la religión pagana de Roma, que quería que los cristianos adoraran al Emperador como Dios).
 
Con la muerte y resurrección de Cristo tiene lugar la batalla del fin de los tiempos, que simbólicamente el Apocalipsis llama de Armagedón, la instauración del Reino de Dios para siempre y empezamos a vivir ya los últimos tiempos.
 

Fuente: Alvarez Valdés, Ariel. «Le sens biblique de la bataille de Harmagedôn». Nouvelle Revue de Théologique, 123 (2001) p. 19-26.