En relación a la decisión ¿Hacer que mis hijos colaboren en las tareas domésticas? esta es una opinión de Carme Thió de Pol
- Carme Thió de Pol
- Psicóloga
Esta es la opinión del experto
La autora, en su libro "Entre pares i fills" (Entre padres e hijos), opina que es conveniente que hijos e hijas participen en las tareas domésticas.
"La participación los hace sentir más integrados y responsables de la buena marcha de la familia y les hace palpable el valor y la incidencia de su actuación en el ambiente familiar", afirma Thió.
"Durante la primera infancia, niños y niñas tienen que ir adquiriendo, porque pueden hacerlo, todos los hábitos de autonomía que les permiten responsabilizarse y cuidar de su cuerpo y de sus cosas: hábitos de alimentación, de higiene, de vestirse solos, de buscarse la ropa, de orden; también pueden empezar a participar en las tareas domésticas: hacerse la cama, poner la mesa, lavar los platos, barrer el suelo... son tareas que pueden y les gusta hacer cuando son pequeños, porque para ellos tiene el significado de demostrar que pueden ser útiles como los mayores, y por tanto les hace sentir bien con ellos mismos. Cuando esta motivación desaparece, si ya se han habituado a colaborar en este tipo de tareas, las consideran normales y ya no se plantean si les gustan o no: se tienen que hacer, de la misma manera que cuando de levantan se lavan la cara, y por tanto las hacen sin demasiados problemas."
La participación de hijos e hijas, según la autora, "les hace adquirir unos derechos de decisión, de iniciativa y de autonomía, y propicia unas relaciones más igualitarias con los padres que gratifican sobradamente el esfuerzo que tiene que realizar."
"Para conseguir y estimular esta participación y colaboración, hace falta respetar el proceso de aprendizaje de los hijos y no recordarles continuamente lo que han hecho mal. Es evidente que un niño de cinco años, por ejemplo, no sabe hacer la cama igual de bien que los padres, pero también es evidente que si los padres lo vuelven a hacer le quita toda la motivación y el significado que para él tenía hacer esta tarea: ser útil, es decir, que no lo tenga que hacer nadie más. Se trata, pues, de escoger y valorar que tiene más importancia: tener una cama bien hecha o el hijo satisfecho porque ha hecho una tarea útil; que el hijo vaya muy bien vestido y con los colores conjuntados a gusto de los padres, o que se haya escogido él la ropa afirmando su autonomía y su personalidad... La función educativa es siempre una elección, y en cada momento hace falta tener claras (o pensar) las consecuencias de la elección que se hace."
"Por otro lado, la participación y la colaboración adquieren todo su significado cuando se plantean como una responsabilidad compartida y no como una ayuda al padre y la madre. Pedir ayuda, sobretodo cuando se hace desde una posición jerárquica como la existente entre padres e hijos, refuerzan una relación de servidumbre."