En relación a la decisión ¿Adoptar un hijo en el propio país? esta es una opinión de Carmen Martínez González

Esta es mi opinión de experto

La situación ideal sería que no hubiera niños adoptables en ningún país del mundo. En los países desarrollados la adopción es prácticamente internacional actualmente, debido a la importantísima reducción de niños en situación de abandono.

Un indicador de bienestar social, fruto de las políticas directas e indirectas de protección a la infancia, que algunos padres viven como un problema, por la necesidad de recurrir a la adopción en otros países, y otros como oportunidad: como si la distancia física fuera garantía de distancia psíquica hacia el pasado de estos niños. Pero no hay que olvidar que la situación ideal sería que no hubiera niños adoptables en ningún país del mundo.
 
En general los trámites son largos y complicados para cumplir requisitos como la adoptabilidad jurídica (que la adopción sea la última y mejor medida) o el principio de subsidiariedad, que prioriza la familia extensa frente a la familia ajena, y las soluciones que permiten al niño permanecer en su país, frente a salir de él. Porque muchos niños para ser adecuadamente protegidos, no necesitan una familia nueva, sino que se ayude a la suya a hacerse cargo de él. Algo que no siempre es así en países menos desarrollados.
 
Sin embargo en España, muchos de los cerca de 30.000 menores que viven en nuestras instituciones (antiguas inclusas) podrían ser adoptados o acogidos. Pero son menores con problemas. Están tutelados por la administración por causas transitorias o permanentes de sus padres (desintoxicación, cárcel, enfermedad mental) o enfermedad propia que ha causado el desamparo (término que ha sustituido al clásico “abandono”): trastornos neurológicos, síndrome de Down, SIDA etc. Niños que podrían criarse en una familia adoptiva o acogedora que aceptara sus condicionantes familiares o personales.
 
Convencidos de que lo mejor para un niño es crecer y desarrollarse en un núcleo familiar, en España como en otros países, se creó la figura del acogimiento familiar (AF) que consiste en la ubicación temporal de un menor en otra familia, hasta que pueda reinsertarse de nuevo en la suya o ser adoptado si fracasan las intervenciones con su familia biológica. Hay acogimientos temporales (hijo de madre reclusa por tiempo limitado), permanentes ( hijo de madre enferma mental) y preadoptivos. En estos últimos el niño convive con la familia que previsiblemente le va a adoptar mientras se clarifica su situación jurídica.
Lamentablemente el AF es una medida que no ha logrado vaciar de niños las instituciones. Ni el estado ha sabido desarrollar plenamente esta figura legal, ni hay muchas familias acogedoras. Quizá porque la motivación para ello no sea tanto quiero ser padre, como quiero ayudar a un niño, que a medio o largo plazo pueda ser mi hijo.

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