En relación a la decisión ¿Leer un cuento a mis hijos todas las noches para ayudarle a conciliar el sueño? esta es una opinión de Carmen Martínez González

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Esta es mi opinión de experto

Establecer rutinas en la educación de los hijos es necesario, tranquiliza, hace predecible el futuro, incluso favorece el buen desarrollo mental.

El tiempo dedicado a leer un cuento con los padres antes de dormir, no solo es una de esas rutinas deseables, también configura un momento mágico entre la realidad y la fantasía. Ese acto compartido, esos minutos de tranquilidad, ayudan a conciliar el sueño y brindan la oportunidad de tener un rato privilegiado de intimidad y relación personal entre padres e hijos, que no siempre se tiene el resto del día. Algunos pensamos que si una imagen vale más que mil palabras, una palabra evoca más de mil imágenes que además son propias y únicas, porque las crea nuestra fantasía. Leer desde pequeños, además de estimular el gusto por la lectura que en sí mismo ya es muy positivo, aporta educación sentimental y enseña valores de forma lúdica, sobre todo a través de los cuentos clásicos, que no tienen a priori esa función.
 
Cuentos que muestran sin demostrar directamente, que lo que vale es el interior (La Bella y la Bestia), que hasta el más humilde puede ganar con su ingenio (El Gato con Botas), la gran sabiduría de los mayores (la abuela de Caperucita) ó las bondades de la perseverancia, pues de forma recurrente, después de pasar horribles pruebas en bosques impenetrables con brujas, monstruos etc., se obtiene lo que se quiere. Incluso el principio de los cuentos clásicos es prometedor.
 
“Érase una vez" (¡otra vez!) hace referencia a algo que puede volver a suceder una y otra vez. Garantiza un viaje hacia un tiempo y un lugar incierto pero siempre emocionante: el de la fantasía.

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