En relación a la decisión ¿Llevar al bebé a una guardería a partir del primer mes? esta es una opinión de Carmen Martínez González
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Carmen Martínez González
- Pediatra
Esta es mi opinión de experto
Las escuelas infantiles (“guarderías”) en los primeros meses son una necesidad de los padres, no de los hijos.
Llevar a los niños a “guarderías” llamadas actualmente escuelas infantiles durante los primeros meses incluso los primeros años, es una necesidad de los padres generalmente forzada por las condiciones laborales, no es una necesidad de los hijos. Indiscutiblemente en el primer mes de vida la madre debería estar disfrutando de la baja maternal, alimentando a su hijo con lactancia materna exclusivamente y organizando ese vínculo afectivo precoz, único y fundamental en la vida.
La mejor escuela infantil no puede suplir el cuidado de una madre en este sentido. Además, la convivencia con muchos niños y adultos que inevitablemente se produce en la escuela infantil, favorece las infecciones por virus que producen catarros, bronquitis y diarreas fundamentalmente. Y cualquier infección leve, cuanto más pequeño es el niño, más probabilidades tiene de evolucionar peor o de complicarse. Otro argumento importante es que un niño tan pequeño está desprotegido frente a infecciones potencialmente graves, pero prevenibles mediante vacunas (tosferina, sarampión, etc.) rutinarias que se empiezan a poner al segundo mes de vida, pero requieren varias dosis posteriormente para obtener su máximo beneficio preventivo. Pero cada persona, cada familia, cada madre es un mundo.
En este sentido, en caso de afrontar la maternidad sin apoyos familiares o con una situación laboral imposible de compatibilizar con la crianza de un hijo tan pequeño, en mi opinión es preferible buscar en primer lugar una persona conocida o con referencias muy claras, y en último término una escuela infantil de calidad que cumpla con todas las licencias y requisitos legales. Una decisión que si es necesaria tampoco debe llevar agobios ni culpabilidades añadidos. Porque la madre capaz de generar un vínculo afectivo seguro con su hijo, puede suplir con intensidad y calidez el tiempo que no pasa con él.
