En relación a la decisión ¿Considerar que abandonar mi país es una traición? esta es una opinión de Amin Maalouf

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Esta es la opinión del experto

El experto afirma que no deberíamos considerar que se traicionan nuestros orígenes por vivir en otro país. Pero generalmente pasa esto con las personas migradas.

En palabras del experto, “todos estamos obligados a vivir en un mundo que se parece muy poco al terruño del que venimos; todos hemos tenido que aprender otros idiomas, otros lenguajes, otros códigos; y todos tenemos la impresión de que nuestra identidad, tal como nos la venimos imaginando desde la infancia, se encuentra amenazada”.

Maalouf considera que la condición de “migrante” ya no es únicamente una categoría de persona separada de su medio de origen, sino que además ha adquirido un valor ejemplar a nivel social: el “migrante”, según dice, es la víctima primera de la concepción “tribal” de la identidad.  Si sólo cuenta con una pertenencia, señala, si es absolutamente necesario elegir, entonces el migrante se encuentra escindido, enfrentado a dos caminos opuestos, condenado a traicionar o a su patria de origen o a su patria de acogida, traición que inevitablemente vivirá con amargura, con rabia.

Apunta además, que antes de ser inmigrante, se es “emigrante”; antes de llegar a un país se ha tenido que abandonar otro y los sentimientos de una persona hacia la tierra que abandona no son nunca simples.  “Si se va es porque hay cosas que rechaza: la represión, la inseguridad, la pobreza, la falta de horizontes. Pero muchas veces ese rechazo está acompañado por un sentimiento de culpabilidad” puntualiza. Enfatiza que “hay personas cercanas a las que siente haber abandonado, una casa en la que ha crecido, tantos y tantos recuerdos agradables”.

Paralelamente, añade que, no son menos ambiguos sus sentimientos hacia el país de acogida. “Si se ha ido a vivir a él es porque espera hallar allí una vida mejor, para sí mismo y para los suyos; pero junto a esa esperanza ve con recelo lo desconocido –porque la relación de fuerzas es desfavorable para él; teme verse rechazado, humillado, está muy pendiente de toda actitud que denote desprecio, ironía o compasión”, concretiza.

Y concluye diciendo que el sueño secreto de la mayoría de los migrantes es que se los tome por hijos del país de recepción. Su tentación inicial es imitar a sus anfitriones, cosa que algunos consiguen.  “Pero la mayoría no.  Al no tener el acento correcto, ni el tono adecuado de piel, ni los papeles que necesitarían, su estratagema queda pronto al descubierto. Muchos saben que no merece la pena ni siquiera intentarlo, y se muestran, por orgullo, más distintos de lo que son”, destaca.

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