En relación a la decisión ¿Creer en el infierno? esta es una opinión de Joseph Aloisius Ratzinger

Imagen de Joseph Aloisius Ratzinger
0 votos

Esta es la opinión del experto

El infierno “es tan real que se adentra en el propio ser”. “El dogma mantiene su contenido real. La idea de la misericordia que lo acompañó en una u otra forma durante toda la historia, no se convierte en teoría, sino en oración de la fe que sufre y espera”.

“Lo peculiarmente cristiano se muestra en su convencimiento de la grandeza del hombre: su vida es algo muy serio… La seriedad absoluta de la existencia y la acción humanas adquiere toda su concreción en la cruz de Cristo, que arroja luz sobre nuestro tema desde una doble perspectiva. Dios sufre y muere. Lo malo no es para él lo irreal. Para él, que es amor, el odio no es pura nada. Él supera el mal no por la dialéctica de la razón universal, que puede convertir todas las negaciones en afirmaciones. No supera el mal en un viernes santo especulativo, sino en uno totalmente real. Dios se adentra en la libertad de los pecadores y la vence gracias a la libertad de su amor que baja hasta el abismo. Y cuando la realidad de mal y de sus consecuencias se hacen muy concretas, entonces la cuestión que se plantea es, si la respuesta divina no se hace también visible, la respuesta que puede cambiar para sí la libertad como libertad. La respuesta se encuentra oculta en la oscuridad del descanso de Jesús al ‘sheol’, en la noche que padeció su alma, dentro de la cual no hay hombre que pueda mirar o, a lo más, sólo en la mediad en que se adentra en esa oscuridad mediante una fe que sufre.
 
Así se explica que la realidad del infierno haya adquirido una importancia y una forma totalmente nuevas en la historia de los santos especialmente de los últimos siglos: en Juan de la Cruz, en la religiosidad carmelitana y, con mayor profundidad aun, en Teresa de Lisieux. Para ellos no se trata tanto de una amenaza que lanza contra los demás, cuanto, más bien, de una exigencia de sufrir profundamente en la oscura noche de la fe la comunión con Cristo precisamente como comunión con lo oscuro de su descenso a la noche. Para ellos representa la exigencia de acercarse a la luz del Señor, compartiendo su oscuridad, y de servir a la salvación del mundo, dejando su salvación de ellos por los demás. En esa religiosidad no se quita nada a la terrible realidad del infierno. Es tan real que se adentra en el propio ser. La única posibilidad que hay de mantener la esperanza frente a esa realidad, es la de apurar el sufrimiento de su noche al lado de aquel que vino a transformar con su sufrimiento la noche de todos nosotros. La esperanza no viene de la lógica neutra del sistema, de no tomar en serio al hombre, sino que la esperanza viene de la renuncia a construir bagatelas y de hacer frente a la realidad al lado de Jesucristo. Pero esa esperanza no se convierte en reafirmación propia, sino que pone su ruego en las manos del Señor, dejándolo allí. El dogma mantiene su contenido real. La idea de la misericordia que lo acompañó en una u otra forma durante toda la historia, no se convierte en teoría, sino en oración de la fe que sufre y espera”.
 
Fuente: RATZINGER Joseph, Escatología: la muerte y la vida eterna, Herder, 1992, pág. 202-203.

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×