En relación a la decisión ¿Dejar de estudiar para trabajar? esta es una opinión de Mariano Fernández Enguita

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Imagen de mariano.fernandez@dontknow.net

Esta es la opinión del experto

Para este autor, el problema está en el sistema binario educativo existente que no permite una flexibilidad a los jóvenes para estudiar o trabajar. Sin embargo, destaca que a largo plazo, es mejor tener más estudios para acceder al trabajo.

Según este autor, la deserción del sistema educativo es un proceso prolongado, en el que se da una progresiva desvinculación de la escuela.
 
"Los alumnos que acaban abandonando se sienten poco vinculados a las escuela, están desenganchados", apostilla el sociólogo. Por lo tanto, abandonar los estudios se enmarca en un proceso bastante largo, que vendría desde primaria por acumulación de problemas. Entre estos se destaca también la falta de implicación de las familias en tratar de solucionar los problemas escolares de sus hijos y la influencia de los grupos de amigos. El experto destaca que
 
Los adolescentes no viven necesariamente como un fracaso el dejar los estudios, sino como "una liberación" y como "la transición a la vida adulta, mediante el acceso al trabajo". No hay que olvidar que el abandono temprano tiene que ver con la facilidad para los jóvenes de encontrar empleo.
 
Fernández Enguita advierte de un "desapego generalizado" que afecta a los que dejan de estudiar y a parte de los que continúan formándose. Así, vinculó esta desafección al uso extendido de la repetición. "Al que se le hace repetir se le está condenando a abandonar - afirma con contundencia-,porque el que repite no gana nada".
 
Por otro lado, el autor se pregunta también:“¿hasta qué punto tiene la sociedad derecho a obligar a una persona a permanecer escolarizada hasta los 18 años? Por muy importante que sea el conocimiento y por muy beneficiosa que pueda (y digo pueda) resultar la educación, no debemos olvidar que estamos hablando de una forma de institucionalización, de internamiento forzoso a tiempo parcial".
 
En definitiva, el autor se muestra más partidario de un sistema de alternancia entre educación y trabajo. “La educación, en todo caso, paga: permaneciendo el resto decosas igual, a mayor educación más probabilidades de encontrar y de conservar un empleo,mayores salarios, mejores oportunidades de promoción, etc. Pero, al mismo tiempo, existenunos costes del proceso (costes directos, lo que hay que hacer, y de oportunidad, lo que hayque dejar de hacer) y unos riesgos de fracaso que deben ser evaluados. Lamentablemente, el sistema educativo es virtualmente binario en sus opciones: o estudias o no estudias, osigues a tiempo completo o lo dejas para siempre, pero no permite, como otros sistemasnacionales, combinaciones de estudio y trabajo que pueden ser especialmente atractivas paraimportantes sectores de jóvenes.
 

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