En relación a la decisión ¿Creer que el origen del sufrimiento son nuestras pasiones o deseos? esta es una opinión de Dennis Gira
- Dennis Gira
- Teólogo y experto en budismo
Esta es la opinión del experto
Buda indica es que el ser humano es el único ser vivo que desea desesperadamente algo que nunca podrá tener, una felicidad perdurable, sin embargo, este mundo es efímero. Persiguiendo este deseo el ser humano se condena a si mimo a una frustración perpetua.
Dennis Gira, en su libro El budismo explicado a mis hijas, expodrá con un lenguaje cercano a la cultura occidental la Segunda Noble Verdad, en la que Buda muestra cual es el origen del sufrimiento, o sea, de la ignorancia espiritual del hombre, con todas las pasiones que se derivan y que le llevan a cometer actos egocéntricos o egoístas.
Según la ley kármica, estos actos egocéntricos aprisionan al ser humano en el samsara, el ciclo incesante de las muertes y renacimientos. Sin embargo, este experto en budismo puntualiza que Buda no abandona al hombre en su triste condición indicándole apenas su enfermedad y el origen de ésta. Buda va más allá ofreciendo en la Tercera Noble Verdad la posibilidad de cura con la eliminación de la ignorancia y la extinción de las pasiones perturbadoras que estropean la propia vida, y muchas veces también la de los otros seres más cercanos.
Analizando más de cerca la afirmación budista de que todo es sufrimiento, Gira sugerirá que lo que Buda indica es que el ser humano es el único ser vivo que tiene la terrible capacidad de querer desesperadamente algo que nunca podrá tener, una felicidad personal que dure, pues este mundo es efímero. Siguiendo este deseo, el ser humano se condena a si mimo a una frustración perpetua.
Pero esto no es todo. Gira proseguirá señalando que estamos convencidos de que esta felicidad es posible, ya que no dudamos de la existencia en nosotros de un «yo permanente» que resistirá, de una forma o de otra, a los cambios, que por otro lado son el motor del mundo. Esperamos que este «yo permanente» se desarrolle de forma «permanente» empezando a actuar en esa línea. Naturalmente estos actos son egocéntricos o egoístas encerrando el ser en el mundo ilusorio del samsara.
A partir de ahí se puede decir que hasta cierto punto es verdad que el deseo está en el origen del sufrimiento, sin embargo tanto la palabra «deseo» como la palabra «sufrimiento», puntualiza Gira, no forman parte del vocabulario de Buda. Propone usar la palabra «sed» para traducir la palabra «tanhā» y resistirnos a la tentación de banalizarlo, diciendo que sabemos lo que es tener «sed». Y lo ilustra con el siguiente ejemplo:
Tener realmente sed es cuando todas las células de nuestro cuerpo empiezan a morirse por falta de agua. Alguien en esta situación sólo piensa en beber y su comportamiento se modificará radicalmente. Decir que el «deseo» está en el origen del sufrimiento no expresa totalmente hasta qué punto el hombre es prisionero de esta «sed». Y otra cosa aún más importante, el «deseo» (la «sed») que es la fuente del sufrimiento es el resultado de un modo de pensar enraizado en la ignorancia espiritual, en la convicción (de todos, a excepción de los «iluminados»), de que podemos escapar al carácter efímero de la vida, de ahí la «sed» por afirmarnos, del apego a las cosas, ideas, personas y principalmente el apego a sí mismo.
El problema de fondo es que todo aquello a lo que el hombre se apega es una ilusión que no sirve para un comportamiento verdaderamente libertador.
Fuente: Gira, Dennis. El budismo explicado a mis hijas. Paidós Ibérica, 2010.