En relación a la decisión ¿Comparar fórmulas para administrar una indemnización? esta es una opinión de Mohsen Bahmani - Oskooee
- Mohsen Bahmani - Oskooee
- Economía
Esta es mi opinión de experto
El panorama económico actual y las incertidumbres sobre las perspectivas de empleo y crecimiento aconsejan mantener el dinero en depósitos de ahorros que aseguren una estabilidad económica y nos permitan disfrutar de una cierta serenidad durante el desempleo.
Una de las mayores preocupaciones que el desempleado tiene es su situación económica futura. Al término de nuestra relación laboral recibiremos en la mayoría de los casos una cantidad de dinero en forma de indemnización que será, al margen de la prestación mensual social contributiva por empleo, el único ingreso “típico” que recibiremos durante la duración del desempleo.
Así, conviene tener las ideas muy claras con respecto al uso que le vamos a dar y las enormes repercusiones que puede tener una inversión fallida de dicha cantidad.
Muchos son los autores que ven en el ahorro un “síntoma de riqueza” y que recomiendan ahorrar, además de un porcentaje fijo sobre nuestros ingresos periódicos, todas aquellas cantidades que ingresemos por conceptos “extraordinarios” como puede ser una indemnización laboral.
El ahorro nos sirve de respaldo ante situaciones no previstas, ya sean financieras o personales, y nos abren el camino a cualquier oportunidad económica que se nos pueda presentar.
Desde un punto de vista retrospectivo, el consumo y el ahorro han sido dos de las variables más consideradas. La corriente clásica, siguiendo los planteamientos sobre todo de Turgot, A. Smith, y Say, ha considerado que la economía que potenciaba el ahorro sería mucho más próspera que la que estaba a favor de una sociedad más consumista.
Para Bahmani-Oskooee, una de las mayores preocupaciones que el desempleado tiene hoy, más que nunca, es qué hacer con el importe que recibe en concepto de indemnización por resolución de su relación laboral.
Durante su investigación, Bahmani-Oskooee observó varias actitudes:
Quien tiene una importante bolsa de liquidez y no quiere arriesgarse más en los mercados financieros porque su corazón ha dicho “basta” y el cerebro “no quiero perder más”, apuesta por mantener el dinero en depósitos. Lo relevante es que los intereses no sean inferiores a la inflación de la divisa en que se ha abierto la cuenta.
Hay quien decide usar este dinero para dar gas a proyectos empresariales de distinta índole. Son emprendedores que reinvierten en sus proyectos. Da igual que tengan 10.000 euros ó 100.000. Merecen un aplauso porque son los que más nos ayudarán a salir del atolladero.
Sin embargo hay quien decide seguir ahorrándolos. Los más extremistas guardándolos en casa a resguardo, porque de los bancos no se fían. Yo no me fío de los ladrones, que siempre pueden irrumpir en un momento inesperado. La otra opción es buscar un depósito flexible para poder tener acceso a los ahorros cuando sean necesarios. Nadie menciona tener el dinero fresco en la caja fuerte de una entidad bancaria.
Hay quien opta por dedicar una parte a amortizar la deuda. Más de uno quiere seguir soltando lastre ahora, aprovechando que el euribor vuelve a tranquilizarse, para poder enfrentarse a nuevas subidas de los intereses en el futuro.
Gastárselo. Esta respuesta me la han justificado algunas personas. Dicen que el patrimonio ahorrado en los últimos años ha perdido ya tanto que han quedado escamados para siempre. Su razonamiento es: algún día recuperaré lo perdido y, mientras tanto, gasto lo que me sobra. Al menos, si consumen, crean riqueza y ayudan a mantener y generar empleos.
Extraído de su libro “La controversia de los efectos del ahorro y del consumo sobre el crecimiento. Una perspectiva histórica” Hacienda pública española, ISSN 0210-1173, Nº 153, 2000 , págs. 17-30