En relación a la decisión ¿Implicarme en la asociación de padres de la escuela? esta es una opinión de Cristina Llagostera

Sí

• Cristina Llagostera
• Terapia familiar

Esta es mi opinión de experto

Una buena coordinación entre los padres y la escuela de sus hijos es un punto a favor en la educación de éstos, por diversos motivos que Cristina Llagostera describe en “Tengo miedo” (CEAC, 2007).
 
Las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA) tienen la función de apoyar la educación de los niños, promoviendo o gestionando recursos complementarios a los que ofrece la escuela. De este modo, constituyen un valor añadido que puede marcar una diferencia en la educación de los niños. Otras instancias de participación de los padres en las escuelas son también los consejos escolares, las reuniones periódicas de los padres de la clase, además de algunas actividades recreativas en que las escuelas se suelen abrir a las familias o incluso a los vecinos del barrio.
 
Cuando los padres participan de estas instancias suelen estar más informados de lo que hacen o dejan de hacer los niños en la escuela; asimismo tienen una comunicación más fluida con el profesor tutor o encargado de la clase de los niños, con lo cual pueden hacer un seguimiento más directo de sus avances y retrocesos. En esta misma línea, la participación activa de los padres en la escuela permite trabajar conjuntamente con los profesores algunos aspectos de la conducta o el aprendizaje de los niños que puedan estar fallando o avanzando a un ritmo inadecuado.
 
Concretamente cuando los niños tienen problemas de aprendizaje o de conducta, el hecho de que los padres estén vinculados a la escuela, favorece el trabajo coordinado con los profesores para resolverlos.
 
Llagostera recomienda que los padres que participan o se vinculan con la escuela de alguna manera, expliquen a sus hijos esa participación y vinculación, sobre todo si ésta tiene relación directa con el rendimiento del niño. De este modo el niño obtiene una retroalimentación (feedback) que puede ser constructiva para su aprendizaje. Es importante –matiza la experta– que el feedback que se le da al niño sea coherente entre lo que dicen los padres y lo que dice el tutor, para evitar confusiones en el niño y reforzar las líneas o premisas que se le exigen o en las que se está trabajando.