En relación a la decisión ¿Aceptar que mi padre sea un referente en mi vida? esta es una opinión de Eva Bach Cobacho
- Eva Bach Cobacho
- Pedagoga
Esta es la opinión del experto
Para Eva Bach, “amar a nuestros padres es reconocerlos en nosotros: “Yo soy eso que tomé de ti, que aprendí de ti o que desarrollé gracias a ti”. O incluso “gracias a tu oposición, a tu intransigencia, a tu dureza”. O a pesar de ellas a veces.
En su libro recientemente escrito junta a Cecilia Martí, Eva Bach se plantea la fuerza emocional del vínculo con nuestros padres y de allí destacamos: “Sería misión imposible, para muchos, amar a los padres si solo merecen ser amados cuando son modélicos y responden a nuestros deseos y expectativas. Como dice Boris Cyrulnik, “un niño no tiene nunca los padres con los que sueña”. Pero si amar a los padres significa agradecerles la vida y hacer algo bueno y útil con ella, entonces está al alcance de todos amar a nuestros padres. No está reservado solamente a los que les ha sonreído la suerte. Conviene advertir que este agradecimiento no es algo que se consiga en un abrir y cerrar de ojos ni de una vez por todas. Es un sentimiento que podemos ir construyendo y afianzando a lo largo de toda la vida y que puede tener sus más y sus menos, sus idas y venidas.
Amar a nuestros padres significa, además, agradecer los aprendizajes que su condición más o menos imperfecta y las vivencias familiares adversas nos ha brindado. Esto implica ser capaces de extraer algo positivo de lo bueno y lo menos bueno, de lo favorable y lo desfavorable, de lo grato y lo ingrato. Dice Hellinger que “amar a los padres es tomarlos tal como son, incorporados en nuestra alma con todo lo que con ellos viene”.
Y asi mismo añade: “Amar a nuestros padres es reconocerlos en nosotros: “Yo soy eso que tomé de ti, que aprendí de ti o que desarrollé gracias a ti”. O incluso “gracias a tu oposición, a tu intransigencia, a tu dureza”. O a pesar de ellas a veces.
Y para terminar, afirma: “Nuestros padres no son nosotros, pero nosotros somos ellos o una versión adaptada y, con suerte, evolucionada. Si estamos apenados o enojados porque no son los padres soñados, es probable que se desvanezca también nuestro propio sueño. Y será una lástima porque no tener los padres soñados no es un problema o no debería serlo.