En relación a la decisión ¿Hacer horas de soledad y silencio? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

Esta es mi opinión de experto

El pensamiento, la palabra, los proyectos nacen de la quietud, es decir de hacer soledad y silencio. En este tiempo cuando realmente se reposa y descansa y se descubre el sentido de todo lo que vivimos y hacemos. Es el momento de comunión con el Creador.

Vivimos una época de fuertes inquietudes y ello nos afecta sobre todo a nivel personal y familiar. La gente está inquieta, formulando preguntas que demandan respuestas, buscando un poco de luz para las situaciones que les toca vivir. A veces equivocamos la solución, creemos que las grandes cosas salen de la inquietud, cuando surgen de la quietud. La persona inquieta es la que nunca tiene tiempo, acaba una cosa y ya está empezando otra, siempre está haciendo cosas, y al mismo tiempo tiene que ir improvisando las respuestas, porque no tiene tiempo para pensar y reflexionar. El pensamiento, la palabra, los proyectos nacen de la quietud, es decir de hacer soledad y del silencio.
 
Es en los tiempos de paz y de sosiego cuando realmente podemos encontrar soluciones y buscar nuevos planteamientos que construyan futuro. Nuestra vida es como viajar en tren, miras por la ventanilla y tienes la sensación de que el paisaje se mueve. Pero ésta es una falsa percepción, porque quien se está moviendo eres tú, el resto de las cosas permanecen quietas. Y cuanto más rápido va el tren, más rápido se ven las cosas pasar a tu lado, y llegar a ir tan de prisa, que al mirar por la ventana no tienes tiempo de reconocer lo que estás viendo, hasta llegar al extremo que la velocidad llega a ser un estorbo para la vista. Acabas por mirar el interior del tren y convencerte de que la única realidad existente es la que tú estás ocupando en aquel vagón del tren. Esa es la misma sensación que podemos llegar a tener con nuestra vida. Si siempre vamos tan de prisa acabamos por no ver nada, todo nos parece efímero, sin consistencia y nos molestan las personas porque impiden nuestro hacer. El único referente soy yo, porque los demás se han perdido en un exceso de velocidad, de prisa. Nos dicen que todo ha de tener una intensidad frenética, porque si no perderemos el tren de la vida y nos lo creemos a pies juntillas.
 
Tener un tiempo de soledad el silencio no es más que apearse un rato del tren y gozar del paisaje, para ver las cosas sin prisas, desde la quietud, la serenidad Es querer ir al fondo de las cosas. Cuando uno se detiene, es cuando descubren la belleza de la vida, de la creación, de todo lo que le rodea. Es cuando puede sentir que su interior vibra ante tanta maravilla, que forma parte de todo cuanto ve y respira. Puede contemplar las personas no como alguien que pasa por su lado, sino como a un ser humano, como alguien digno de ser amado. La soledad y el silencio es el espacio y el tiempo de gozar sintiéndose unido a todo cuanto existe, a todo lo creado, al mismo Dios.
 
En este tiempo de soledad y silencio es cuando realmente se reposa y descansa y se puede descubrir el sentido de lo que vivimos y hacemos. Se descubren los referentes de la vida, salimos de nuestro egocentrismo para abrirnos al todo lo que nos rodea y acompaña.

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