En relación a la decisión ¿Apoyar que cada circunscripción elija a su diputado? esta es una opinión de Ignacio Camuñas

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Esta es mi opinión de experto

España necesita renovar en profundidad su actual clase política y superar el régimen partitocrático en el que hemos sucumbido, que está asfixiando el progreso y desarrollo de nuestro país. Diputados y senadores viven muy alejados del electorado y no le rinden cuentas a éste sino a sus partidos.

La clase política, siempre dejando al margen muy honrosas excepciones, se deteriora por momentos y su imagen ante la ciudadanía alcanza cotas de un creciente desprestigio. La presente situación constituye un problema añadido de gran transcendencia porque un país siempre necesita, y más en momentos como éste, contar con dirigentes con autoridad y prestigio en los que confiar. Parecería que un sinfín de compromisos y ataduras impidiesen a los políticos emprender cualquier reforma de calado en el sistema lo que conlleva la paralización de cualquier intento serio de revertir la situación.


Buena parte de la desafección que arrostra en la actualidad la clase política tiene su origen de manera fundamental, en la vigente normativa electoral que no favorece la representación, esencia de la democracia moderna. Nuestros diputados y senadores viven, en realidad, muy alejados del electorado al que dicen representar porque a fuer de ser sinceros no han conseguido el escaño por sus ideas y méritos sino, más bien, por haber sido designados por el aparato de cada partido para ocupar una posición de privilegio en unas listas que se mantienen, con machacona insistencia, cerradas y bloqueadas.


En consecuencia, no tienen que rendir cuentas de sus actos a los electores sino tan solo cuidar de ser fieles ejecutores de las consignas que periódicamente distribuye el mando. Los parlamentarios se han acabado transformando en auténticos empleados de los partidos y no recuerdan para nada a unos verdaderos dirigentes responsables con altura política. La Transición española, en su afán de proteger a los partidos que entonces comenzaban su andadura, les otorgó en la práctica un desmesurado poder del que ellos han hecho un uso abusivo y han utilizado para colonizar y dominar al conjunto del sistema.


Esta situación ha desembocado en la consolidación de un régimen partitocrático que aplasta a la sociedad y contamina las Instituciones. Lo más grave es que, en gran medida, la solución a nuestros males pasa por la decisión y última palabra de los propios partidos cuando son ellos, en realidad, el núcleo del problema. España necesita renovar en profundidad su actual clase política y superar el régimen partitocrático En el que hemos sucumbido que está asfixiando el progreso y desarrollo de nuestro país. Para lo cual proponemos modificar el sistema electoral de la siguiente forma:

1. 50 Diputados elegidos en listas de partido a escala nacional conforme a un sistema de carácter proporcional.

2. 300 Diputados elegidos en circunscripciones uninominales a través de un sistema mayoritario a doble vuelta. El nuevo sistema electoral que proponemos consiste en combinar, por una parte el sistema proporcional en una lista única nacional para que todos los partidos políticos con relevancia suficiente puedan tener debida representación en el Congreso de Diputados y, por otra, dar primacía indiscutible al sistema mayoritario de circunscripción uninominal a través de un sistema de elección a doble vuelta. En la primera vuelta se podrían presentar todos aquellos candidatos que reúnan las condiciones exigidas. Si alguno de ellos alcanzara la mayoría absoluta, no tendría lugar la segunda vuelta. En caso contrario, los dos candidatos más votados dilucidarían su escaño en una segunda vuelta.


El sistema mayoritario de circunscripción uninominal supone que se elige un solo diputado por cada circunscripción, de tal manera que cada ciudadano tiene su representante político al que acudir y el diputado elegido se encuentra directamente vinculado y responsable ante sus electores. Es el procedimiento que rige en las principales democracias representativas como Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia etc. En nuestra propuesta se combina, por un lado, el sistema alemán y, por otro, el sistema francés al adoptar la posibilidad de que exista una doble vuelta.

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