En relación a la decisión ¿Hacer horas de soledad y silencio? esta es una opinión de John T. Cacioppo

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Imagen de John T. Cacioppo

Esta es la opinión del experto

La soledad, cuando no es voluntaria y se prolonga en el tiempo, puede llegar a convertirse en aislamiento, comprometiendo nuestro bienestar físico y emocional y convirtiéndose en cómplice del envejecimiento físico, al cual se agrega para formar un cóctel tóxico.

Un reciente estudio coordinado por el Dr. John T. Cacioppo, Doctor en Psicología por la Universidad de Ohio y Director del Centro de Neurología Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago, concluye que según se avanza en edad el daño que provoca la soledad va aumentando.

Según el estudio, de cuyas conclusiones se hace eco la pagina web especializada en medicina "solociencia.com",  las personas solitarias de edades mas avanzadas “identificaban más fuentes de estrés crónico y recordaban más adversidades de la niñez. Además, diferían en la percepción de sus experiencias vivenciales. Aún cuando se enfrentaban con desafíos similares, las personas solitarias parecían más desvalidas y amenazadas. E irónicamente, eran menos propensas a la búsqueda activa de ayuda cuando se encontraban estresadas.”.

Además, y según este estudio, “las personas expuestas a largos periodos de soledad presentan una mayor concentración de la hormona epinefrina circulando por sus cuerpos.” La epinefrina es uno de los agentes químicos típicos del cuerpo cuando la persona se encuentra en una situación de gran tensión, y la presencia de niveles altos indica que las personas solitarias van por la vida con un elevado estado de nerviosismo. Como ocurre con la propensión a una presión sanguínea inadecuada, este problema fisiológico probablemente se manifiesta más a medida que el sujeto avanza en edad.

Pero el estudio incluye mas malas noticias para los solitarios:

“Cuando los investigadores supervisaron el sueño de los voluntarios más jóvenes, encontraron que los solitarios pasaban sus noches sufriendo perturbaciones del sueño, que consistían en muchos "microdespertares". O sea, parecían dormir tanto como los voluntarios normales, pero su sueño era de peor calidad. Según se desprende de la comparación entre los testimonios de las personas solitarias y los de las normales, las primeras sufrían durante el día mayores problemas del tipo que se asocia a dormir poco, un resultado que no causa sorpresa. Dado que, en cualquier caso, el sueño tiende a deteriorarse con la edad, el golpe adicional de la soledad probablemente comprometa aún más este proceso natural de restauración.”

El Dr. Cacioppo y su equipo concluyen el estudio afirmando que “estar solo no es lo mismo que sentirse solo. Algunas personas simplemente se sienten bien estando solas, hasta el punto de que hay quienes ven la soledad como un sendero hacia el crecimiento espiritual. Pero para muchas personas, el aislamiento social se convierte en un cómplice del envejecimiento físico, al cual se agrega para formar un cóctel tóxico.” 

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