En relación a la decisión ¿Alegrarme por el simple hecho de existir? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

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Esta es mi opinión de experto

Me alegro por el sólo hecho de existir, de formar parte de la realidad. Esta alegría emana de la darse cuenta de que uno existe, cuando podía no haber existido nunca. Es una apuesta real por la vida, por todo lo que existe. Es una actitud de armonía con el mundo, de gratitud por el hecho de ser.

Nos podemos alegrar por una buena noticia, un bien inesperado, un reconocimiento no merecido, esta alegría siempre es consciente y se refiere a algún objeto. Hay otra alegría, también consciente, pero que no está referida a un objeto concreto. Nos podemos alegrar por el hecho de existir, de ser parte de la realidad, de poder gozar de la belleza que hay en el mundo.  Puedo gozar de todo lo que existe, porque tengo el don de ser, de existir: todo lo que existe es para mi gozo.
 
Esta alegría no nace de un objeto concreto, sino de una sensación agradecida ante la vida. La alegría existencial se contrapone al asco de vivir que formulaba Jean Paul Sartre en su libro "la Náusea". La alegría existencial es un sentimiento de gratitud por el hecho de estar, pudiendo no estar. Está ligado a la conciencia de ser, pudiendo no ser. No es la alegría psicológica, ni una mera satisfacción biológica, ni una acumulación de éxitos, de bienestar, de riquezas. No es un estado de ánimo, sino un estado de la persona, un estado que surge del mismo ser.
 
En este mundo estamos tan obsesionados por realizar cosas, que no nos queda tiempo para ser. Como resultado de ello, valoramos a las personas no por lo que son, sino por lo que hacen o por lo que tienen. Cuando el ser humano queda reducido a su función, se ve situado en una situación servil. Existe para otro, para otra cosa, por eso no puede gozar de la vida. El concepto social de alegría es falaz, porque es servil, no se justifica por su gratuidad, por el la simple celebración del don de la vida. El servilismo es un obstáculo a la auténtica alegría. La alegría de ser, existencial, se expresa en la práctica del don, de la gratuidad. Nuestra alegría no será auténtica hasta que deje de basarse en cosas que nos pueden ser arrebatadas y destruidas, y se fundamente en la más íntima profundidad de la existencia, imposible de sernos arrebatada por ninguna fuerza de este mundo.
 
Toda pérdida externa debería hacernos avanzar un paso hacia esa intimidad y hacernos más maduros por nuestra vida auténtica. Alegría existencial es independientemente de mi exterior, de haber conseguido alguna cosa, No tiene un estímulo concreto, sino que brota de la conciencia del ser. Es la alegría de estar presente en la realidad, de haber sido, cuando pude no haber sido nunca. Se convierte en una forma de conciencia de la suerte que he tenido. Si existo lo tengo ya todo, esa es la cuestión.
 
Si conjugo el verbo existir, puedo conjugar cualquier otro verbo, de la otra manera no tengo ni jamás tendré nada. Es la base para entender que todo nos ha sido dado, que todo me ha sido dado, que las cosas más importantes son un regalo de los demás. Es una apuesta real por la vida, por todo lo que existe. Esta vivencia afecta integralmente al ser. Abraza su dimensión física, social, espiritual. Tiñe lo que toca de alegría. Es una actitud de armonía con el mundo, de gratitud por el hecho de ser.

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