En relación a la decisión ¿Amar incondicionalmente? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

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Esta es mi opinión de experto

Amar es una invitación a darse gratuita e incondicionalmente a los demás, ofreciendo lo que somos sin poner condiciones previas y por encima de todos los tópicos y prejuicios. Sin embargo, amar a una persona no significa que tenga que convivir con ella, ni que rebaje mi ser o mi dignidad.

Amar es una invitación a darse gratuita e incondicionalmente a los demás, es decir, dar lo que somos sin poner condiciones previas y por encima de todos los tópicos y prejuicios. Recuerdo que el Dr. Alfredo Rubio explicaba que la persona que ama se puede comparar a un violín que tiene una sola cuerda, por tanto, aunque este bien afinada solo puede emitir una nota, pongamos por ejemplo que es un la. Cuando ese violín lo coge un niño y con sus manos inexpertas mueve la cuerda esta hace sonar la nota la. Si lo coge en sus manos un violinista virtuoso, de ese violín solo pudra extraer una nota musical, un la. Y si lo coge alguien que odie la música, y lanzase con fuerza el violín, éste al chocar con el suelo, emitiría su única nota posible: la.

 Tomando esta imagen del violín, podemos decir que el que ama es amor, y por lo tanto, el amor solo puede amar y eso no lo puede cambiar nada de fuera, o ajeno a él. Tanto si el que tengo enfrente es amigo como si se vuelve enemigo, si de verdad amo, solo puedo responder amando. Muchas veces, cuando ese otro se vuelve difícil, incluso cuando deja de ser amigo y reacciona ante mí de manera desenfocada, por el hecho de relacionarse conmigo, podemos decir que tiene algún grado de amor, aunque sea mínimo. Ese grado mínimo, aunque sea muy escaso, es suficiente para seguir amándole. Además esos pocos grados de amor, sumados a los míos, son ya muchos. Podríamos decir que los no amigos nos obligan a dar el do de pecho, a amarles con mayor esmero, con lo cual también se benefician los amigos e que los amemos con ese amor esforzado del que somos capaces de amar a otras personas. En cierta manera, como diría Francisco de Asís, donde hay odio, debo poner amor, más amor del que haría falta, para suplir la carencia de una o varias de las partes.

 Sin embargo, que les ame no significa que tenga que convivir con ellos, que tenga que permanecer siempre a su lado. Puede llegar el momento que, precisamente por amor, tenga que separarme o tenga que alejar a una persona de mi cotidianidad. Eso no significa que no le ame, sino que no puedo vivir con él o ella, porque su actitud atenta contra mi dignidad o contra mi propia salud. Poner distancia, para seguir amando y cuidando de esa persona desde la lejanía. Aunque ame, puedo ir donde quiera y vivir mi vida amándole, sin resentimientos. Puede que desde la lejanía recobremos el amor o simplemente que deseemos su bien y nos preocupemos de que a la persona amada no le falte nada. El amor es gratuito e incondicional, pero no me lleva a tener que vivir siempre con la persona amada ni a pretender que rebaje mi ser o mi dignidad.

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