En relación a la decisión ¿Hablar sobre la homosexualidad con mis hijos? esta es una opinión de Jorge Ubeda

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Esta es mi opinión de experto

Sí, claro, por qué no. La homosexualidad forma parte de la vida social y, muy probablemente, nuestros hijos conocerán homosexuales entre sus amigos o ellos mismos se preguntarán por este asunto en algún momento. Por tanto, parece inevitable que sobre tal cuestión se hable con los hijos.

Nunca sabes por dónde van a salir los niños en sus conversaciones con los padres o con los mayores. Escuchemos la siguiente historia:
"Mi hermana y yo sabíamos que aquel amigo de mis padres era raro. Los demás amigos de mis padres estaban casados, tenían hijos: se parecían mucho a la vida que llevaban mis padres. Pero aquel amigo venía siempre solo y de vez en cuando le escuchábamos hablar, en las conversaciones con nuestros padres, de chicos que le gustaban. Mis padres nos dijeron un día que aquel amigo era homosexual: esa fue la palabra que utilizaron. Luego nos dijeron que había otros nombres, como el de gay. Y que una palabrota que oía con frecuencia en el colegio significaba lo mismo: marica. ¿Las chicas también pueden ser homosexuales, mamá? Claro, hija, y las solemos llamar lesbianas.
Otro día mi hermana y yo, en un viaje largo en coche, empezamos a preguntar si los homosexuales podían ser padres. Mi hermana ya había estudiado en el cole la reproducción humana y claro, ella decía que para tener un hijo es necesario un hombre y una mujer. Mi padre respondió rápido: pueden ser padres por adopción. Mi hermano pequeño es adoptado, así que lo entendí enseguida. Y las lesbianas podrían ser madres por sí mismas, con la ayuda de un chico que quiera hacerlo. Esto me resultó muy raro y no quise saber más.
El amigo de mis padres viene poco por casa porque vive fuera de España. Pero un día mi madre dice que su amigo se va a casar con otro hombre y que, además, lo vamos a conocer. Y un día aparece en casa nuestro amigo con su novio, con su prometido. Yo he jugado a las bodas con mis amigos y mis primos y siempre nos casamos las chicas con los chicos; pero, el otro día, llegó a clase una amiga que venía de una boda de dos chicas amigas y nos tiramos todo el patio jugando a bodas de chicas con chicas. Aquello duró poco tiempo: el juego de bodas, ya sea de chicos con chicas o de chicas con chicas. Me ilusioné pensando que el amigo de mis padres nos invitaría a la boda pero por motivos que nunca entendí ni siquiera mis padres pudieron ir.
 
La boda de nuestro amigo nos dio que hablar en no pocas cenas de aquel verano. El amigo de mis padres se casó a finales de julio. En una de aquellas cenas decidí confesar a mis padres a la conclusión a la que había llegado: "Mamá, los chicos con los chicos, vale; las chicas con las chicas, también, pero los vivos con los muertos no me parece bien". Acababa de ver "La novia cadáver" y aquella boda me había parecido horrenda y completamente fuera de lugar. Mis padres se rieron -aunque a mí me parecía muy serio lo que estaba diciendo- aunque luego me dijeron: ¡pero qué lista eres!, con cara seria y de satisfacción. No sé qué tendrá que ver ser lista con la obviedad de que las relaciones entre vivos y muertos no deberían permitirse. ¡Hay veces que no es imposibl entender a los padres!
Recuerdo que mi madre no dio por zanjada aquella conversación sino que decidió terminarla con el siguiente comentario: "Ni los vivos con los muertos, ni los niños con los mayores". Y mi hermana y yo nos miramos pensando al mismo tiempo: "Madre mía, ahí se abre otro mundo que será conversación para otro momento".
El otro día desayunando mi hermana dijo: "estoy por...". Creía que iba a decir que estaba por un chico y se lo dije. Ella me dijo: "o por una chica". ¡Hay que ver lo que dan de sí las conversaciones en casa!"
Prosit.

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