En relación a la decisión ¿Superar el miedo a la muerte? esta es una opinión de Jorge Ubeda

No

• Jorge Ubeda
• Filósofo

Esta es mi opinión de experto

Sigamos con Sócrates o con el Sócrates que Platón nos transmite en sus textos. En uno de ellos, Defensa de Sócrates, se plantea de modo nítido cómo el modo de relacionarse de los vivos con la muerte marca el modo de vivir cada presente. Afirma Sócrates que cabe vivir de dos modos: vivir calculando en cada presente las posibilidades de vida o muerte que se presentan. O vivir examinando en cada presente si se hacen cosas propias de un hombre justo o injusto. En la primera de las posibilidades se considera que la muerte es el mayor de los males por lo que es imprescindible estar calculando si las posibilidades que se me presentan me alejan o me aproximan a la muerte.

Evidentemente no se está aquí pensando, solamente, en la muerte física -de hecho, parece natural rechazar las amenazas que se ciernen sobre nuestro cuerpo-; Sócrates tiene en cuenta otras posibles muertes como pueden ser la social (marginación, mala fama), la económica (pobreza) o la política (falta de poder o influencia). Todas ellas son formas de muerte respecto de las cuales los hombres tienen el mismo miedo (o más) que respecto de la muerte física. Por tanto, vivir bajo este medio es calcular las probabilidades, no sólo de salvar el pellejo, sino de aumentar las probabilidades de vivir siendo más famoso, más rico, más poderoso. Los hombres que así viven, recuerda Sócrates, parecen saber muy bien que todo es tiempo y finitud. La segunda de las posibilidades, propiamente socrática, afirma que cabe vivir en el presente desde criterios que no se confunden con el mero presente. A esto Sócrates lo llama vivir conforme a la justicia, otros lo llamarán bien, otros deber y, en general, lo llamamos vida ética.

Es una vida humana mejor aquélla en la que la medida no es la muerte, sino algo que no parece estar afectado por ella. Quizá no quepa vivir conforme al ideal de justicia pero es posible vivir aspirando a él. Tal ideal, por definición, parece ajeno al tiempo, a la muerte. En esta posibilidad, entonces, lo más temible no es la muerte. De hecho, a lo que el hombre debería tenerle más miedo es a sí mismo pues de él brotan las posibilidades de bien y de mal, de justicia e injusticia. Lo más temible es la injusticia. Quien vive templado por este miedo ya no teme a la muerte; la muerte no tiene poder sobre él. Así lo pensaba Sócrates. Con independencia de cuál sea nuestra posición acerca de estas dos posibilidades nos podemos plantear: ¿es la muerte lo más temible para el hombre?