En relación a la decisión ¿Adoptar un hijo si tenemos problemas de esterilidad? esta es una opinión de José López Guzmán

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Esta es la opinión del experto

La relación matrimonial más allá de la descendencia. Adoptar un hijo no debe ser un capricho o necesidad para el desarrollo personal. “La maternidad es mucho más que un proceso biológico”, afirma López Guzmán, quien añade que el ‘deseo’ del hijo no debe confundirse con la sensación de ‘derecho’.

El dolor de la pareja infecunda es vivida de manera desigual por el hombre y la mujer. Ella se siente incompleta en su desarrollo personal, inútil como mujer, puesta en duda su identidad. Quizás por ello es capaz incluso de poner en riesgo su propia vida por alcanzar la maternidad (Morgan 2001). Con la paradoja de que para muchas mujeres, el hijo es un impedimento para su desarrollo personal y muchas optan por abortarlo. El hijo pasa de ser un ‘obstáculo’ a un ‘derecho’.
 
Él debe de soportar los comentarios irónicos que ponen en duda su virilidad. En ambos casos se produce una tremenda presión social que empuja a la pareja a la búsqueda desesperada del hijo como una ‘necesidad’. “Se les niega el derecho a asumir su propia infecundidad y a no poner en riesgo su propia salud“, apunta López Guzmán. “Adaptación, que no resignación”, matiza. Y un recado para los fértiles: “comprensión, no compasión”
 
Porque con frecuencia, la intimidad comienza a externalizarse y formar parte de la conversación habitual de familiares, amigos y médicos. La infecundidad de la pareja se convierte en un “problema” que hay que solucionar. Lo ideal es que no se llegue a este punto y que ambos asuman su realidad con paz y humildad pensando en lo que como pareja pueden hacer para ser fecundos siendo infértiles. Pero López Guzmán es consciente que eso no siempre es posible, así que recomienda que la pareja acuda a un asesor externo -‘Robin Home’- que les ayude a enfrentarse a la realidad y contestar a las siguientes preguntas: ¿qué es para mí el matrimonio, qué me supone la esterilidad, qué sucede si no tengo hijos, qué es para mí un hijo?
 
El hijo no es un capricho ni un derecho para el desarrollo personal.
 
Descartados pues alternativas poco dignas y humanas, la pareja puede decidir acudir al médico. En algunos casos la infecundidad es superable. Basta con cambiar el estilo de vida, la alimentación, las costumbres, las frecuencias en los encuentros o una aplicación hormonal. Pero sin la obsesión de un “problema”, sino con la apertura a un posible regalo.
 
Si esto no funciona -o en paralelo- es posible acudir a la vía de la adopción. Aunque López Guzmán siempre añade un ‘¿para qué?’ tratando de esclarecer las intenciones. “No es una solución a una carencia afectiva entre los esposos”. Más bien puede ser la “puntilla” que ponga el broche final a la relación, señala el experto. “Tiene que ser el fruto del cariño de la pareja, no puede venir a llenar una ausencia”.
 
El camino de la adopción debe emprenderse si libremente la pareja ha decidido coger ese camino. ‘Libremente’ significa sin la presión de familiares y amigos y en la certeza de que es una decisión de la pareja. La decisión debe consistir en acoger una vida en el propio hogar. Acoger, no ‘comprar’, ni ‘adquirir’. Como recuerda López Guzmán, el sabio español coloquial habla de “encargar” el niño, no de producirlo. Con la adopción debe ocurrir lo mismo: el niño debe ser acogido sin condiciones. Exactamente igual que la maternidad/paternidad biológica. De lo contrario, nos encontraríamos con adopciones fracasadas. Un fenómeno poco conocido, pero crecientemente frecuente.
 
(Resumen obtenido del artículo  "Cuando el hijo no llega. Manual para parejas infecundas" en www.hayalternativas.org)

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