En relación a la decisión ¿Preguntarme por el sentido de la vida? esta es una opinión de José Luis Vázquez Borau

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Esta es la opinión del experto

A pesar de que la ciencia nos explica cómo es el mundo no alcanza a dar respuestas sobre el para qué existe el mundo, qué sentido tiene nuestra existencia. Y en este punto al hacernos la pregunta sobre el sentido surge al mismo tiempo la pregunta sobre Dios.

El filósofo y teólogo José Luis Vázquez Borau en su libro La inteligencia espiritual o el sentido de lo sagrado, afirma que la búsqueda de sentido nos lleva al mismo tiempo a preguntarnos por Dios:

 

«La pregunta por la existencia de la realidad y no el vacío o la nada, lleva a la búsqueda de un principio que explique la razón de la existencia del universo. La respuesta judeocristiana es que existe un Dios-creador, origen y término de la existencia humana. La modernidad ha cambiado nuestra comprensión de la naturaleza. Hemos pasado de una actitud contemplativa a otra pragmática e instrumental, que se propone el control y la explotación de la naturaleza. No obstante, cuanto más avanza la ciencia, más espontáneamente surge el interrogante de Dios. La ciencia responde a las preguntas acerca del porqué y del cómo, trata de causas y condiciones, pero no responde a la pregunta del para qué, la pregunta por el sentido. Si la razón deja de dar cuenta de la globalidad es porque se ha disgregado en racionalidades diferentes, rompiendo su conexión intrínseca, surgiendo esferas de valor independientes y en concurrencia. Los valores trascendentales: unidad, verdad, bondad, belleza, no sólo no se implican, sino se excluyen.

 

El sentido es trascendente o no es, como dice muy bien el filósofo de la Universidad de las Islas Baleares Gabriel Amengual:

No puede ser algo fabricado por nosotros, ni el fruto de nuestra opción; debe sernos dado, creemos porque hemos visto y no porqué así nos pareció bien. Pero a la vez el sentido se alcanza por el largo y sinuoso camino de la búsqueda, búsqueda compartida, en la que no vale despreciar indicación alguna, venga de donde venga. El monoteísmo cristiano, que asume las diferencias, puede ofrecer esta capacidad de comunicación y diálogo, porque crea unidad respetando las diferencias, porque construye la comunidad formando personas libres. El diálogo cultural es el camino de la búsqueda compartida del sentido.

 

La pluralidad ideológica de nuestra cultura secular ofrece a los cristianos la posibilidad de ahondar en su fe y actualizarla, sumándose así a una adhesión menos rutinaria o sociológica y sí más personal. Sin embargo, no hay que ser optimistas, pues la cultura moderna opone serias resistencias a que las personas se pregunten por el sentido de la existencia. Es precisamente aquí donde surge la cuestión de Dios, como respuesta al significado y sentido último de la vida humana. De hecho, la modernidad, como experiencia masiva de agnosticismo e indiferencia hacia creencias religiosas, es vivida por muchos creyentes como una dura prueba y un difícil destino. No obstante, la pregunta por el sentido de la vida surge ante la conciencia de la muerte y se actualiza constantemente ante las experiencias del sinsentido de algunas realidades de la vida: el sufrimiento propio y ajeno, la injusticia del opresor que triunfa sobre la víctima. Esto hace inevitable que surja la pregunta sobre Dios».

 

Fuente: Vázquez Borau, José Luis. La inteligencia espiritual o el sentido de lo sagrado. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2010, p. 59-60.

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