En relación a la decisión ¿Contribuir al diálogo interreligioso? esta es una opinión de Juan José Tamayo

Sí

• Juan José Tamayo
• Teólogo

Esta es la opinión del experto

Juan José Tamayo en su artículo «Del anatema al diálogo: diálogo interreligioso y trabajo por la paz» manifiesta que las religiones no pueden seguir siendo fuente de conflicto entre sí ni seguir legitimando los choques de intereses de las grandes potencias. La alternativa a la guerra de religiones es el diálogo interreligioso y el trabajo por la paz, que han de convertirse en imperativo categórico de las distintas tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad.

Para ello apunta 10 razones de tipo antropológicas, epistemológicas, filosóficas, interculturales y religiosas:

1. El diálogo forma parte de la estructura del ser humano, que es un ser social. La sociabilidad implica espacios de comunicación, de encuentro y de diálogo, mientras que la incomunicación, el desencuentro y el monólogo constituyen su negación, pudiendo llevar al hombre a la destrucción de sí mismo.
2. El diálogo forma parte, igualmente, de la estructura del conocimiento y de la racionalidad. La razón es dialógica, no autista, intersubjetiva, no puramente subjetiva. Nadie puede afirmar que posee la verdad en exclusiva y en su totalidad. El diálogo requiere argumentación (exponer las propias razones y escuchar las del otro), debate, sin lo cual no avanza.
3. El diálogo nos introduce en la comprensión de acontecimientos y textos de otras tradiciones culturales y religiosas o de acontecimientos y textos del pasado de nuestra propia tradición.
4. El diálogo se presenta como alternativa al fundamentalismo y al integrismo cultural o religioso, como antídoto frente a la ideología del “choque” o el enfrentamiento entre culturas y religiones y frente a toda amenaza totalitaria.
5. En favor del diálogo interreligioso está la historia de las religiones, que muestra la pluralidad de manifestaciones de lo sagrado, de lo divino, del misterio en la historia humana, la diversidad de mensajes y de mensajeros (a veces enfrentados) y las múltiples y diferenciadas respuestas a las preguntas en torno al origen y el futuro del cosmos y de la humanidad, sobre el sentido de la vida y de la muerte. Quizás el frecuente recurso al anatema de los creyentes de unas religiones contra los de otras se deba a la ausencia de la asignatura de historia de las religiones en los currícula escolares y a la presentación de cada religión como único camino de salvación con exclusión de las demás.
6. La verdad no se impone por la fuerza de la autoridad, sino que es fruto del acuerdo entre los interlocutores tras una larga y ardua búsqueda, donde se compaginan el consenso y el disenso.
7. También el enfoque intercultural aboga por el diálogo interreligioso. Ninguna cultura ni religión pueden considerarse en posesión única de la verdad, ni tienen la respuesta única a los problemas de la humanidad; la verdad, la respuesta a los problemas humanos y la liberación están en todas las religiones y culturas.
8. El diálogo interreligioso constituye un imperativo ético para la supervivencia de la humanidad, la paz en el mundo y la lucha contra la pobreza.
9. Parafraseando a Raimon Panikkar, “sin diálogo el ser humano se asfixia y las religiones se anquilosan”. Idea que es inseparable de la diversidad.
10. La búsqueda de la (v)Verdad -con mayúscula y con minúscula- es la gran tarea y el gran desafío del diálogo interreligioso. Y ello a sabiendas de que nunca llegaremos a poseerla del todo y de que sólo lograremos aproximarnos a ella. El carácter inagotable de la Verdad -con mayúscula- nos disuade de todo intento de apresarla en fórmulas rígidas y estereotipadas. La profundidad de la verdad -con minúscula- nos disuade de creer que hemos llegado al fondo.

Fuente: TAMAYO, Juan José. «Del anatema al diálogo: diálogo interreligioso y trabajo por la paz». Encuentros multidisciplinares, 10:30 (2008), p. 36-46.