En relación a la decisión ¿Adoptar una postura activa contra la violencia? esta es una opinión de Juan Miguel González Feria

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Esta es mi opinión de experto

Sí, pero sin ingenuidades. Es necesario no ilusionar vanamente; la paz no se alcanza simplemente con buenas intenciones; es necesario un esfuerzo serio y sistemático para que haya justicia y se favorezca una convivencia pacífica. La Carta de la Paz desea quitar obstáculos y fundamentar la paz.

La mayoría de las personas desea la paz, en lo más profundo de su ser que es, ciertamente, donde se pueden tomar las más firmes determinaciones. Pero, quizás, muchos de esa mayoría no desean la paz en lo más superficial y cotidiano, pues la paz -que presupone que haya justicia- no se logra sin esfuerzo y aportación por parte de todos, es decir que, para lograrla, cada uno ha de modificar algunas actitudes o comportamientos suyos, lo cual requiere esfuerzo y rectificación constantes.
 
Nadie queda eximido de trabajar por la paz. El logro de una paz estable y digna requiere la aportación, no sólo de los responsables de los pueblos y naciones, etc., sino de todas las personas, hoy día se necesitaría una inundación de paz.
Aunque se desee la paz, hay "quiebras" de la misma. Ésto no se afirma por idealismo o por convicciones a priori sino, que se remite a la historia y a la sociología; a la constatación y a la experiencia, que están al alcance de todos: «son patentes -se dice- las rupturas de la paz».
La paz brota de dentro afuera, comienza en el individuo y llega a la sociedad. Por ello, en la Carta se menciona «la paz entre los distintos pueblos del mundo», porque es la dimensión cumbre de la paz y, para lograrla, hace falta conseguir la paz personal, familiar, grupal, etc. Y, también, además, porque la falta de paz «entre los pueblos», es decir, las guerras, es lo que más víctimas inocentes puede causar y producir mayores consecuencias nefastas futuras. Pero este documento busca también ayudar a la paz personal e interpersonal en todos los ambientes y niveles.
 
No debe invitarse a las personas a alguna tarea, escamoteando las dificultades que ésta comporta y prometiendo engañosamente resultados uno resultados rápidos y fáciles. La Carta es sincera, por eso avisa: «No es fácil la tarea ...» y «Muchos son los obstáculos», tanto internos como externos a cada persona, de los que ya se han mencionado algunos.
Decir que los seres humanos tenemos una cierta tendencia al dominio y explotación de otros, o a su marginación e incluso su aniquilación, no es pesimismo antropológico sino realismo, fruto de constataciones históricas y sociológicas. Tienen razón los que afirman que el ser humano es un «ser capaz de hacer el mal». No hay más que mirar dentro de sí y en derredor, cerca y lejos.
 
La paz no viene sola, sin esfuerzo. En esta vida, lo único que a cada persona le viene dado es su empezar a existir, pues no se lo puede pedir a nadie colaboración para que exista: antes no existía y nada se le podía demandar. La paz ha de lograrse y requiere el esfuerzo de cada uno.

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