En relación a la decisión ¿Celebrar la Pascua? esta es una opinión de Leticia Soberón

Sí

• Leticia Soberón
• Consultora del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales

Esta es mi opinión de experto

En una cultura post-cristiana, como la nuestra, no es fácil descubrir el sentido más profundo de unas costumbres ya apenas reducidas a folklore.
Pero cuando se toma conciencia de lo que hay en el fondo, todo adquiere otro matiz.
La coherencia de un hombre, Jesús, que llevó hasta sus últimas consecuencias la ley del amor, sigue haciendo eco en las personas de hoy. Y sigue dando esperanza. Puede haber misericordia, el perdón existe, la paz es posible.
 
Se crea o no se crea en él como Dios, puede decirse que Jesús en "patrimonio de la humanidad". Y su modo de vivir, con su mensaje, son comprensibles por personas de cualquier cultura y condición.
 
Pero la Pascua es una celebración que sólo se comprende desde la fe: él está vivo, Dios no dejó que se quedaran frustrados los planes del Amor y lo resucitó.
 
¿Que cómo lo sabemos quienes no lo hemos visto? Por el testimonio de personas extraordinarias, las más coherentes que hemos conocido, y que transparentan ese mismo mensaje con una claridad impresionante, que nos han llevado al encuentro personal con ese Jesús vivo. Un encuentro que está en el terreno de la fe, como digo; nada extraordinario, ni con luces de colores, ni con milagros o portentos. Es algo íntimo en el corazón, que nos da fuerza y nos hace capaces de seguir adelante en las adversidades. E intentar vivir como Jesús vivió.
Quien no haya visto a nadie de esa talla personal y espiritual, quien no haya tenido ese encuentro personal con Jesús, es comprensible que no sepa de qué se habla.
Pero cuando se celebra la Pascua sabiendo y viviendo que la paz es posible, y que el ser humano tiene esperanza, la fiesta es profundamente alegre. Y entonces tienen sentido los huevos y conejos de chocolate.