En relación a la decisión Soy adoptado. ¿Conocer a mis padres biológicos? esta es una opinión de Leticia Soberón

Sí

• Leticia Soberón
• Psicóloga

Esta es mi opinión de experto

 
Cada uno de nosotros es fruto de dos células (óvulo y espermatozoo) y, de no haberse unido ésas precisamente, no habríamos existido. Más aún: es nuestra única posibilidad de existir en el universo. Claro, las condiciones de esa unión pudieron no ser placenteras ni gratas para las personas que nos engendraron, pero son las que hicieron posible nuestro código genético irrepetible.
 
Esto es así en toda persona, pero adquiere mayor importancia para quienes no viven su infancia con sus familias originarias. Estoy de acuerdo con Carmen Martínez en que la paternidad/maternidad son mucho más que biología. La cultura y la educación de nuestro entorno, el afecto recibidos en el lugar de adopción, nos configuran hondamente. Y quizá nos marquen más que la genética para nuestra vida adulta.
 
Pero nuestro cuerpo sigue siendo importante, es la sede de nuestra identidad, aunque no la agote. Somos algo más, pero no podemos prescindir del dato corporal. Por eso es normal que una persona adoptada desee y busque explicarse a sí misma quién es, de dónde viene, sobre todo si mirándose al espejo se descubre diferente de los padres que le han acogido.
 
Durante la adolescencia toma fuerza el deseo de auto-definirse, por lo cual surge más aún este tema tan íntimo: ¿quién soy realmente? ¿a quién pertenezco? ¿importa mucho si mi cuerpo y mis rasgos son distintos? ¿adelantaré algo si conozco a mis padres biológicos?
 
La búsqueda de las propias raíces biológicas, ciertamente, puede ser agotadora y no siempre alcanzar a cumplirse... Entonces la persona tendrá que recurrir a otros recursos personales para autodefinirse: por sus propias metas, por sus valores y a partir de las relaciones humanas que le hicieron crecer.