En relación a la decisión ¿Actuar con compasión? esta es una opinión de Lhamo Dhondup

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Esta es la opinión del experto

El primer paso para la compasión será la empatía o proximidad con los otros. El segundo paso será discernir los tres niveles de sufrimiento: el sufrimiento del sufrimiento; el sufrimiento de cambio y el sufrimiento de estar bajo el dominio de emociones y pensamientos negativos.

El Dalai Lama se refiere a la compasión como el deseo de que los otros seres sean libres del sufrimiento. La compasión nos inspira a esforzarnos en las prácticas virtuosas que llevan a la Iluminación.
 
El primer paso para tener un corazón compasivo es desarrollar la empatía o cercanía con los otros. Debemos reconocer la gravedad de la situación dolorosa que viven. Cuanto más cercanos somos de una persona más intolerable nos parece su sufrimiento. Esta proximidad es un sentimiento de responsabilidad, de preocupación por esta persona.
 
Para ello debemos contemplar las deficiencias del egocentrismo que nos hace actuar de forma no-virtuosa y como nuestro presente privilegiado se aprovecha de aquellos menos afortunados. Nuestro bien-estar actual proviene del arduo trabajo de los demás, los edificios donde vivimos y trabajamos, las carreteras por las que viajamos, las ropas que usamos, la comida que comemos… No podríamos disfrutar de nada de eso si no fuera por la bondad de mucha gente desconocida. Cuando lo contemplamos desde esta perspectiva nuestro aprecio por la gente aumenta así como la empatía y el sentimiento de cercanía hacia ellos.
 
Tenemos que esforzarnos en reconocer nuestra dependencia de aquellos por quine sentimos compasión, volviéndonos así aún más próximos. Pero esto requiere que estemos atentos para ver a los demás a través de unos cristales menos egocéntricos. Sin embargo no podemos esperar que nuestra visión de los otros cambie de repente.
 
El segundo paso es discernir la naturaleza del sufrimiento. Una cosa muy específica de la contemplación del sufrimiento es que tiende a ser más fuerte y efectiva si nos centramos en nuestro propio sufrimiento y después lo ampliamos al sufrimiento de los otros. Nuestra compasión por los demás crecerá según crezca el reconocimiento de su sufrimiento.
 
Es fácil sentir compasión por alguien que está pasando por una situación dolorosa. El budismo lo llama el sufrimiento del sufrimiento.
 
Sin embargo es más difícil sentirla por quien experimenta lo que los budistas llaman el sufrimiento de cambio, o sea experiencias agradables como la fama o la riqueza. En vez de sentir compasión pues sabemos que este éxito mundano acabará provocándoles una experiencia de frustración o de pérdida, muchas veces tenemos la reacción inversa, sentimos admiración o incluso envidia.
 
Pero aún hay un tercer nivel de sufrimiento, más profundo y subtil. Lo experimentamos constantemente ya que se desprende de la existencia cíclica que estemos bajo el dominio de emociones y pensamientos negativos. Mientrastanto nuestra existencia es una forma de sufrimiento. no se trata del estado evidente de dolor que vemos en el sufrimiento del sufrimiento, ni es el opuesto a nuestra buena fortuna y bien-estar como vemos en el sufrimento de cambio. Este impregna todos los aspectos de la vida.
 
Cuando hayamos cultivado una comprensión profunda de los tres niveles de sufrimiento en nuestra propia experiencia personal, será más fácil descentrarnos para centrarnos en los otros y desarrollar así el deseo de que todos los seres se liberten del sufrimiento.
 
Fuente: Dalai Lama. Palavras do coração. Queluz de Baixo (Portugal): Presença, 2003.

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