En relación a la decisión ¿Mantener mi matrimonio por el bien de mis hijos? esta es una opinión de Dora Tobar

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Esta es la opinión del experto

El amor de los progenitores es alimento para los hijos. Los hijos merecen ser acogidos en una familia y recibir el amor del matrimonio. A su vez el matrimonio enriquece su amor en relación con los hijos.

La experta plantea que por su esencia misma, el amor matrimonial es fecundo y está abierto a la vida (Código de Derecho Canónico, 1652). En los hijos, señala, las parejas experimentan no sólo una proyección de ellos mismos, sino el poder fecundo del amor que se enriquece en cuanto más da. "Los hijos, cuando son recibidos con amor, alegran la vida familiar y le dan a los padres una razón más para esforzarse y luchar por ser mejores. Los hijos enriquecen la comunidad humana con su presencia y promesa del futuro", enfatiza.
 
De esta manera es claro que la fecundidad humana es mucho más que un simple fenómeno de “reproducción.” Es, sobre todo, argumenta que la participación en la obra creadora de Dios que desde siempre quiso que fuera en el amor, y por amor, como cada criatura humana entrara en la existencia y se desarrollara.
 
La presencia de padre y madre, unidos en una relación estable y comprometida como la que establece el sacramento del matrimonio, crea para los hijos el contexto de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para crecer y ser felices.
 
El matrimonio protege la salud física y mental de los hijos, agrega y puntualiza que:
- Hijos de padres que se casan y permanecen casados son más saludables y tienen menos probabilidades de padecer una enfermedad mental, incluyendo la depresión y el suicidio en la adolescencia.
- Los hijos de parejas que cohabitan tienen un riesgo más alto de sufrir violencia doméstica, abuso físico y sexual y abandono.
- El rendimiento escolar de estos niños es mucho menor que el de los hijos de hogares estables.
- La ausencia de una figura paterna crea vacíos emocionales muy grandes, tanto en los hijos varones como en las niñas.
 
"Los padres que no se casan o que se divorcian ponen en riesgo la educación de sus hijos", dice. La separación de los padres o la inestabilidad de su relación da mensajes contradictorios a los hijos.  Cuando los matrimonios fallan la relación de los hijos con los padres también se debilita. Los hijos adultos cuyos padres se han divorciado sólo tienen la mitad de probabilidad de tener una relación estrecha con ambos padres.
 
"La relación de nuestros padres se refleja en gran medida en el tipo de problemas que experimentamos en la edad adulta. El matrimonio de nuestros padres es el parámetro del cual aprendemos el rol que le adjudicamos al varón y la mujer dentro del matrimonio, así como las expectativas que tenemos de nuestra pareja", señala.
 
"Por todo esto es claro que sus hijos bien merecen todo el esfuerzo por crecer y mejorar sus relaciones matrimoniales. Esto no excluye que, en casos extremos y después de agotar todos los recursos algunas parejas se vean forzadas a optar por la separación, precisamente para evitar mayor daño a los hijos. Con todo, son muchos más los matrimonios que con esfuerzo y fe pueden mejorarse. Igualmente, estos datos sobre la importancia de los padres y de su matrimonio para la vida de los hijos deben hacer que los padres hispanos consideren los grandes dolores y perjuicios que migrar sin ellos puede causar en los hijos. Ciertamente la pobreza y el deseo de ofrecer a los hijos un mejor futuro es una buena razón para migrar. Pero a veces, los beneficios que el bienestar económico puede darles no se comparan con los daños emocionales y morales que sufren los hijos cuando se ven “separados” de sus padres. Aunque queden en manos de personas que los quieren y los cuidan, casi todos los niños cuyos dos padres emigraron cuando ellos eran pequeños, muestran en su adolescencia y edad madura los síntomas emocionales de quien fue abandonado".
 

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Comentarios
Domingo, 10 de Junio de 2012 a las 19:22

El bién de los hijos ha de estar arropado por el amor de los esposos

Imagen de MARÍA DEL CIELO GAYTÁN MORENO
Miércoles, 01 de Agosto de 2012 a las 19:43

El conflicto es parte inevitable de la convivencia humana. Ahora bien, el grado del conflicto, es cuestión de cada persona, y en este caso, de cada pareja. Si el grado del conflicto es grave, es mejor que los padres se separen para evitar mayor daño psicológico en los hijos, y una mala imagen del matrimonio. Si el grado de conflicto es moderado, es mejor que los padres hagan un esfuerzo por mantenerse unidos hasta una mayor edad de los hijos.

Imagen de Ángela María Díaz Pérez
Miércoles, 10 de Octubre de 2012 a las 22:38

Está claro que un buen ambiente familiar es importante para cualquier persona, pero equiparar familia y matrimonio, es un reduccionismo peligroso, que desconoce que en el mundo existe un altísimo número de hogares monoparentales, llenos de amor y comprensión, donde hijos e hijas se desarrollan con total normalidad. Sostener un matrimonio que no funciona, en el que se pueden dar situaciones de agresividad y donde la infelicidad es el plato de cada día, en nada contribuye a mejorar la calidad de vida de los/as hijos/as y a largo plazo puede hacerles mucho daño. La retrógrada idea judeo-cristiana del juntos para siempre, hace que muchas personas vivan una vida de frustraciones que suelen ser proyectadas en el hogar. Puedes tener tu madre y padre separados y crecer con una familia que te colma de amor, de forma segura y feliz. El amor por los/as hijos/as nunca lo determina el matrimonio, esto no tiene que ver en absoluto. Además, pensar que los hijos/as son proyecciones de nosotras mismas, es una idea egoista, nuestros hijos e hijas son seres únicos/as, y debemos proporcionarles el ambiente adecuado para ser personas autónomas y seguras de si mismas. Pensar que esto no es posible sin un matrimonio, es tan absurdo como negar las evidencia de miles de maravillosos seres que han crecido en hogares divorciados. Respeto que cada quien tenga su forma de pensar, pero este consejo experto me parece peligroso, discriminatorio, ideológicamente contaminado y poco responsable.

Imagen de Carlos Burillo Mellado
Jueves, 13 de Junio de 2013 a las 15:15

Las fuentes de este comentario... ¿proceden en linea directa del Vaticano?
Y, ¡cuidado! Soy muy respetuoso con todas las creencias, pero hacer afirmaciones tan acientíficas como que:

"- Hijos de padres que se casan y permanecen casados son más saludables y tienen menos probabilidades de padecer una enfermedad mental, incluyendo la depresión y el suicidio en la adolescencia.
- Los hijos de parejas que cohabitan tienen un riesgo más alto de sufrir violencia doméstica, abuso físico y sexual y abandono.
- El rendimiento escolar de estos niños es mucho menor que el de los hijos de hogares estables.
- La ausencia de una figura paterna crea vacíos emocionales muy grandes, tanto en los hijos varones como en las niñas."
Una cosa es opinar, y otra muy diferente ofrecer como datos algo que no está contrastado. Y me parece peligroso hacerlo poniéndose la etiqueta de "experto", ya que puede generar una grave confusión entre los lectores, y además de que no cita fuentes, estoy seguro que existen infinidad de informes que ofrecerían datos contrarios a los que aportas..

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