En relación a la decisión ¿Participar en acciones públicas de reivindicación social? esta es una opinión de María Dolores Borrell Merlín

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Esta es mi opinión de experto

Las acciones de reivindicación social son actos políticos por excelencia ya que buscan construir significados frecuentemente contrarios a los dominantes. Dichos significados deben ser expuestos en el espacio público. Por tanto, son necesarias acciones de toma del espacio público para dar voz.

La acción política guarda relación con los mecanismos para la toma de decisiones mediante la discusión pública. Estas decisiones relativas a las formas de convivencia construyen las bases de la vida en común en las sociedades democráticas. Como es sabido, el significado de la palabra “política” desciende de la palabra griega “polis” referida, a su vez, a un Estado autónomo constituido por una ciudad o pequeño territorio.

 El espacio público, como localización de espacio de discusión por excelencia -y contrapuesto al espacio privado-, no sólo tiene una dimensión jurídica y urbanística sino que también tiene una dimensión sociocultural, en el sentido que es allí donde se fraguan diferentes significados relacionados con las formas de vida de sociedades particulares. Éstos sirven de territorio de experimentación en donde la sociedad confronta sus divisiones internas y los conflictos expresados allí obligan a la sociedad en su conjunto a reconocer las diferencias físicas, culturales e ideológicas que alberga.

 En el escenario actual la lógica centrada en el mercado ha traído aparejada una tendencia a la privatización de los espacios públicos, mellando la capacidad democrática de las sociedades contemporáneas. Así mismo, las tendencias represivas que buscan eclipsar los conflictos que se muestran en el espacio público se han convertido en una herramienta destacada y poderosa para mantener estructuras que refuerzan la injusticia, ya que vuelven invisibles los conflictos y favorecen el desconocimiento de su existencia por parte del público en general. Todo ello supone una negación de la ciudadanía, fundamento de la convivencia democrática.

 La autora, siguiendo los trabajos de Hannah Arendt, afirma que la participación en la vida pública se realiza a través de la acción. Una acción que está siempre acotada en la red de relaciones y referencias ya existentes y que, a la vez, es impredecible en sus consecuencias. Es, por tanto, en el espacio público donde las cuestiones se dirimen públicamente, donde se construye la acción política. A través de esta referencia, la autora aboga por los diferentes usos de los espacios públicos para la reivindicación de asuntos de interés para la ciudadanía, debido a la importancia de visibilizar las tensiones y desacuerdos presentes en los grupos sociales y concluye que: “abandonar el espacio público por escepticismo, apatía o desaliento, es sumamente peligroso y supondría la entrega definitiva de una herramienta que -aunque ya maltrecha- es esencial para la mejora de nuestra realidad.” (Borrell, 2006: 31)

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