En relación a la decisión ¿Respetar el castigo de un profesor? esta es una opinión de Clifford H. Edwards

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Esta es la opinión del experto

La coordinación entre padres y profesores es básica para conseguir los objetivos educativos de los niños y adolescentes desde la perspectiva de una “disciplina asertiva” como la que propone C. Edwards. Sin este trabajo conjunto los niños reciben instrucciones diferentes que les confunden.

A partir de una prolongada experiencia docente y de una profunda reflexión teórica y metodológica sobre los modelos disciplinarios, Clifford Edwards afirma que en la educación de los niños y adolescentes es conveniente utilizar una “disciplina asertiva”. Esto significa que las normas de conducta orientadas a guiar a los niños deben fundamentarse en el respeto de los derechos de todas las personas, así como en evitar las actitudes y conductas agresivas o sumisas.
 
Desde este marco, en El orden en las aulas (Ceac, 2006) Edwards afirma que para que este tipo de disciplina funcione se requiere un alto grado de coordinación entre padres y profesores en temas como los objetivos pedagógicos y disciplinarios del niño, las sanciones y premios que se utilizarán, la manera en que se aplicarán, entre otros. De algún modo se trata de aunar criterios de acción y hacer un seguimiento permanente para valorar si funciona o si es conveniente modificar algunos elementos.
 
Para incentivar la implicación de los padres en este proceso, el experto recomienda a los profesores reunirse personalmente con los padres al inicio del curso escolar con el propósito de definir los objetivos y consensuar las medidas disciplinarias. Asimismo Edwards sugiere mantener una comunicación periódica entre padres y profesores para comentar los avances y retrocesos respecto de los objetivos marcados.
 
En este proceso también es importante –según el experto– tener en cuenta la experiencia previa de los niños o adolescentes en relación a las normas disciplinarias escolares y familiares, con el propósito de identificar sus “hábitos” o prever posibles “inercias” conductuales.
 
En la misma línea, si tanto los padres como los profesores se ven superados en algún momento por el comportamiento del niño, el autor recomienda pedir el apoyo inmediatamente al otro agente educativo, para que puedan diseñar una estrategia consensuada para abordar la situación.

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